Fotograma de Le Monde de demain, serie dirigida por por Katell Quillévéré y Hélier Cisterne en 2022
Durante mucho tiempo, el hip hop y la televisión mantuvieron una distancia casi irreconciliable que en los últimos años han paliado obras como el documental Hip Hop Evolution o la película Straight Outta Compton (Letras explícitas en español), sin embargo, la oferta de calidad sigue siendo escasa fuera del epicentro estadounidense. Por eso, es una suerte contar con dos series recientes que abordan el rap francés en dos momentos diferentes de su evolución.
Suprême NTM es una miniserie de seis episodios que cuenta la historia del dúo pionero de rap francés del mismo nombre, cuyas siglas significan Nique ta mère (básicamente el “chinga tu madre” francés). Producida por la cadena Arte en colaboración con Netflix, se estrenó en 2022 con el nombre original de Le Monde de demain, homónimo del primer EP que lanzó el grupo en 1990. Sin embargo, ese hito musical es el punto de llegada de la serie y no el de partida. Los cineastas Katell Quillévéré y Hélier Cisterne decidieron seguir el recorrido de los miembros de NTM y sus contemporáneos durante casi toda la década de los ochenta, porque contar su trayectoria, que inicia con el breakdance y el graffiti, equivalía a contar el surgimiento del movimiento hip hop en Francia.
La frase inglesa “it started from scratch” cae como anillo al dedo para describir el nacimiento del hip hop, pues no surgió precisamente de la nada, sino de meterle mano —en el sentido más literal de la expresión— a otras músicas, es decir, manipular el sonido de los discos de vinilo mientras giran en la tornamesa; esa técnica característica del género conocida como scratch. En efecto, el DJ se considera el primero de los cuatro elementos que constituyen el hip hop. La serie también se inicia con un DJ que protagoniza la primera línea narrativa: Daniel (Andranic Manet), mejor conocido como DJ Dee Nasty, quien tras un viaje a San Francisco en 1983 busca importar el movimiento a Francia grabando el primer disco del género en francés, transmitiendo en radios pirata y organizando sus propias fiestas callejeras clandestinas.
Ese ambiente despierta la fascinación por el breakdance de los otros dos protagonistas: los adolescentes Didier (Melvin Boomer) y Bruno (Anthony Bajon), los futuros raperos JoeyStarr y Kool Shen respectivamente. Ambos jóvenes desarrollan su expresión artística en medio del entorno opresivo de la periferia parisina marcado por la violencia doméstica, en el caso de Didier, y la incomprensión familiar, en el de Bruno, ante el abandono sucesivo de una prometedora vocación de futbolista, los estudios y la vida laboral para abrazar ese baile, que, si hoy en día es disciplina olímpica, entonces carecía de prestigio social.
Hasta la segunda mitad de la serie vemos a los jóvenes rapear superando el prejuicio de que solo el inglés servía para ello. Conforme se adentran en la subcultura, el poder de la palabra se impone a sus ojos como el elemento más destacado del hip hop. No obstante, lo ejercen con la misma búsqueda de un estilo propio, el desfogue, el afán de dejar una marca, la competitividad del graffiti y el breakdance. La relación de ambos personajes es tensa y complementaria al mismo tiempo, entre la impulsividad de JoeySatrr por saltar al escenario a la primera oportunidad o desaparecer intempestivamente, y la disciplina de Kool Shen para perfeccionar primero sus habilidades. Lo mismo puede decirse de sus estilos musicales: por un lado, el ímpetu del primero que lo hace salir del tempo en momentos; por otro, la meticulosidad técnica del segundo.
Una de las cualidades de la serie es su precisión histórica. Los protagonistas reales se involucraron, en mayor o menor medida, en el rodaje, especialmente DJ Dee Nasty, quien se desempeñó como consejero artístico y cuidó desde la vestimenta hasta el entrenamiento del actor que lo representó para que no tuvieran que doblar sus manos en las tornamesas; por supuesto, la música es otro aspecto destacable. Esta es la coproducción más cara en la historia de la cadena francoalemana Arte y buena parte de los costos se destinó a adquirir los derechos de una buena selección musical representativa de la época a la que se suma la del grupo y una banda sonora original a cargo de Amine Bouhafa. En el aspecto visual, los directores optaron por usar una cámara ligera cargada al hombro para transmitir la energía de la juventud y de la época que se retrata. Asimismo, privilegiaron planos largos que contribuyen a situar a los personajes en su entorno y en la sociedad, algo que han atribuido a la influencia de las primeras películas de Ken Loach.
Fotograma de Le Monde de demain, serie dirigida por por Katell Quillévéré y Hélier Cisterne en 2022
Por último, cabe resaltar que lejos de limitarse a cumplir con el papel de interés romántico o erótico de los hombres protagonistas, los personajes femeninos reciben un relieve claramente intencional que no sólo no resulta forzado, sino que es muy necesario para dar visibilidad a personalidades poco recordadas como la bailarina y graffitera Lady V o el colectivo Ladie’s Night, y a nivel de subtrama, retratar problemáticas y violencias que contribuyen a explicar una brecha de género que incluso en la actualidad es muy marcada en el hip hop.
En el documental Exit Through the Gift Shop, de 2010, Banksy cuenta que durante años, Thierry Ghetta —o Mr. Brainwash— lo filmó a él y a otros artistas callejeros con la supuesta intención de documentar su trabajo, hasta que al revisar sus montones de grabaciones acumuladas sin pies ni cabeza, se dieron cuenta de que era sólo un loco con una cámara. Algo parecido, pero a la inversa, podría decirse de Clément Cotentin, quien desde su adolescencia empezó a grabar a su hermano mayor Aurélien y sus tres amigos; porque quería unírseles en el departamento donde se podía fumar con las ventanas cerradas y comer pizza todos los días, pero también porque estaba seguro de que un día harían algo grande en la música. Ellos mismos eran los primeros en reírse, sin embargo, Aurélien hoy es Orelsan, uno de los raperos más famosos de Francia, y las grabaciones de su hermano menor sirvieron de base para crear No le enseñes eso a nadie (Montre jamais ça à personne, 2021 y 2022), serie documental sobre su trayectoria que distribuye Prime Video.
Además de director y guionista, Clément es el narrador de la serie. El metraje combina grabaciones de su archivo con entrevistas actuales a los músicos protagonistas y otros artistas. Digo protagonistas en plural, pues si bien Orelsan es mejor conocido como solista, su historia es inseparable de sus tres colegas: Skread, productor musical de toda su discografía; Gringe, otro rapero con quien comparte dos discos en dúo bajo el nombre de Casseurs Flowters; y Ablaye, quien hace de todo, desde corista hasta cocinero. Los cuatro mantienen el mismo tono informal y escéptico de su juventud, como si ningún disco de platino pudiera convencerlos de tomarse en serio la idea de un documental sobre sus vidas.
La serie aborda la escena del hip hop durante las dos primeras décadas del siglo XXI, lo que complementa de manera idónea lo narrado en Suprême NTM para apreciar la evolución del género que ahora goza de una popularidad mucho mayor y ha superado la connotación de marginalidad social. El joven Orelsan desarrolla pronto una habilidad técnica y narrativa sobresaliente, sin embargo, se enfrenta a una escena dominada por el estilo hardcore y pocas alternativas al modelo de rapero callejero duro y agresivo. Su proyecto constituye una contrapropuesta refrescante que introduce nuevas temáticas, un original sentido del humor y referencias atípicas al mundo de los videojuegos o el manga. Originario de Caen, en la región de la Normandía, otro escollo que debe sortear es el de una escena concentrada en la capital parisina, y la ausencia casi total de referentes de provincia, con la excepción de Marsella, gracias a la influencia del grupo IAM, contemporáneo de NTM.
La primera temporada cuenta en seis episodios los primeros intentos del joven Aurélien por hacerse notar en la entonces novedosa red social de Myspace en el tiempo que le dejaba su trabajo como vigilante nocturno de un hotel, hasta su tercer disco solista que lo coloca en la cima de su carrera. Una aventura constante para llevar a cabo las ideas más descabelladas, desde los primeros conciertos que incluían una pantalla para jugar Street Fighter con alguien del público, hasta las producciones faraónicas en el Bercy-Paris (ahora Accor Arena), la sala de conciertos más cotizada de Francia. El recorrido retrata una evolución personal y artística palpable en su discografía.
La segunda temporada, de cuatro episodios, se centra en la grabación de Civilisation (2022), el cuarto y más reciente disco de Orelsan. Esta unidad narrativa más delimitada permite mostrar con detenimiento el proceso creativo del artista y su equipo, no exento de tribulaciones por el covid, el bloqueo y el temor de estancarse o de no cumplir con las expectativas del éxito alcanzado.
(Naucalpan de Juárez, 1987). Es traductor literario. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la ffyl - unam y el Diplomado en Traducción Literaria y Humanística (Ametli-caniem). Ha colaborado en Punto de partida, Liebre de fuego y Pájaro azul.