Postura y geometría en la era de la autocracia tropical: Alexander Apóstol en la Ciudad de México

Celia Irina González
junio-julio de 2024

 

 

Vista de la exposición Alexander Apóstol. Postura y geometría en la era de la autocracia tropical. Fotografía: Oliver Santana. Cortesía MUAC. La exposición se presentó entre noviembre de 2023 y mayo de 2024. Agradecemos al equipo de Difusión MUAC, en especial a Francisco Domínguez Morales y Eduardo Lomas, su ayuda para reproducir estas imágenes


Cuando la fusión Estado/Partido Único se produce es, a su vez, sustentada por un cuerpo de representaciones y simbologías indispensables como herramientas de legitimación. Ante la obviedad de la cooptación de cualquier forma de disenso, la suma Estado / Partido acude a los productores de textos —sean escritos o visuales— para asegurar la presencia constante de su discurso. ¿Cuál es el papel del artista, productor de textos por excelencia, ante la inamovilidad de la retórica del Estado?

Alexander Apóstol, artista venezolano migrante, corrompe la pretendida coherencia de la narrativa estatal de su país en Postura y geometría en la era de la autocracia tropical, exposición individual presentada en el muac entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, bajo la curaduría de Cuauhtémoc Medina. Ser un artista migrante brinda la oportunidad de mirar lo común con extrañeza y Apóstol es un ejemplo de ello. La primera sensación al entrar a las salas de exhibición era de placer estético e incomodidad política. Se juntaban con un único paneo visual, mural y abstracto, cuerpos racializados en representación esencialista de lo negro y lo indígena. Sin embargo, aquel enlace perturbador se hacía a su vez familiar para un espectador latinoamericano. ¿Quiénes somos? ¿Cómo nos han representado y cómo nos auto representamos? Una paleta cromática vibrante y figuras de otredad sexualizadas teniendo como escenario de fondo los vestigios de una burguesía en decadencia son, sin duda, imágenes poderosas para pensar Venezuela y posiblemente cualquier país del continente latinoamericano.

Sobre Postura y geometría en la era de la autocracia tropical, el propio artista declara: “La exhibición es una reflexión sobre los proyectos políticos venezolanos asociados a la derecha y a la izquierda, democráticos y autócratas, desde una perspectiva de género y raza a través de la historia del arte y de la arquitectura local. Los relatos están estrechamente ligados a contextos tanto latinoamericanos como el español”.[1] Desde este lugar me gustaría destacar tres elementos que circulan en distintas gradaciones en las obras de la exhibición: retórica estatal, movimiento cinético latinoamericano y representación de la nación. Aunque hay otros igualmente importantes en la obra del artista como raza, travestismo, cinismo y discurso de progreso, los tres elementos seleccionados se relacionan entre sí a partir de un acontecimiento de la historia venezolana: el boom petrolero de la década de los setenta. Momento en que el Estado decide adoptar el movimiento artístico cinético como bandera del progreso avizorado. En sus obras Apóstol acude a la paleta cromática del arte cinético y locaciones intervenidas con sus diseños  —avenidas, fachadas de edificios e industrias— para pensar la relación entre Estado, progreso y representación. En palabras del artista: “Para mí, el cinetismo y el populismo son los principales hitos culturales que definieron y marcaron el rumbo del proyecto democrático venezolano, y que de alguna forma nos siguen representando”.[2]

Aquí me gustaría reflexionar sobre cuatro de las obras protagónicas presentadas recientemente en México: Partidos políticos desaparecidos, Ensayando la postura nacional, Yamaikaleter y Régimen: Dramatis Personae.

Fotograma: Alexander Apóstol, Yamaikaletter, 2009. Cortesía: muac

 
Encontrar en la sala de exhibición lo que pareciera una pieza de arte abstracto, cuadros con planos de color brillantes, adentraba al público a esa primera capa visual de la obra de Alexander Apóstol. Partidos políticos desaparecidos (2018) fue concretada en un mural de varios metros utilizando los colores y diseños de antiguos partidos venezolanos, desaparecidos luego del comienzo del chavismo. La selección extrae cualquier texto o iconografía, acercando irremediablemente fracaso político y visualidad cinética. Sólo al leer la ficha técnica de la obra el espectador es sorprendido doblemente: con el vaciamiento intencional de la imagen a la vez que con la carga de sentido político que implica la recuperación parcial de aquella parte de la historia nacional.

En Partidos políticos desaparecidos, la tradición cinética venezolana, nación representante por excelencia de dicho movimiento artístico en la región, es reubicada en el lugar opuesto al progreso nacional: “La obra de Partidos Políticos Desaparecidos retrata el espejismo democrático bajo los parámetros formales y conceptuales que permitía a la abstracción definir el espíritu de un país”.[3]

Contigua a este gigante mural abstracto se encontraban las fotografías que componen Ensayando la postura nacional (2010). Montadas de forma irregular y con diferentes formatos las fotografías abarcaban una pared completa. Para la realización de este proyecto Apóstol reúne dos referencia importantes para la nación: las representaciones de lo negro y lo indígena por el pintor venezolano Pedro Centeno Vallenilla (1899-1988) y la mansión en decadencia del expresidente Pérez Jiménez (1914-2001). Modelos provenientes de sectores populares son convocados para adoptar posturas similares a aquellas de los personajes representados por Centeno Vallenilla. Cuerpos indígenas y afrodescendientes estoicos, fuertes, tropicales y sexualizados, ideal nacional utilizado por los gobiernos de izquierda y de derecha venezolanos. La locación seleccionada para ubicar estos cuerpos del imaginario nacional es la casa en ruina del dictador Pérez Jiménez, representación de la burocracia gubernamental en decadencia que promete la construcción de ese futuro nacional, ficción tropical. Un fondo cubierto de archivos, trofeos, fotos familiares, bibliotecas caducas enrarecen aún más las posturas forzadas asumidas por los modelos con la mayor disciplina en busca de la postura nacional. “Estas imágenes sirven como un catálogo de ideas anacrónicas de identificación que, no obstante, siguen flotando como fondo ideológico de la autorrepresentación del nacionalismo en sus vaivenes entre la derecha y la izquierda autoritaria”.[4]

Siguiendo el recorrido, en una pequeña sala de proyección se encontraba el video Yamaikaleter (2009). Unas personas de pie, en una oficinas en decadencia, leen un texto en inglés. Sorprende al espectador no poder comprender lo que dicen los lectores aunque las condiciones de la sala son óptimas. El texto leído es la Carta de Jamaica (1815), redactada por Simón Bolívar en inglés en Kingston, Jamaica. El documento es un llamado a continuar con la lucha por la independencia y a la inclusión social, sin embargo, no es comprendido por los lectores, dirigentes populares que sólo hablan español. No obstante, la carta es leída con emoción y solemnidad al tratarse de Bolívar, el símbolo de la patria venezolana por excelencia.

La última obra de la exhibición Régimen: Dramatis Personae (2017-  2018) abarcaba una sala completa. Se trata de una obra compuesta por una serie de sesenta retratos de personajes tipos de la sociedad venezolana actual: la madre del hijo muerto, la revendedora de bienes regulados, el líder carcelario con buenos amigos, el oportunista exiliado con el bolsillo en el sistema, la nepotista primera dama. Para hacer los retratos Apóstol colaboró con personas trans que interpretaron cada una de estás alegorías sociales producidas por el Estado. El maquillaje pesado y el cuerpo en transformación física e identitaria refuerzan la sensación de cambio de piel para encajar en un personaje tipo de la Venezuela actual. Nuevamente el extrañamiento que implica la distancia de la migración es fundamental para observar un paisaje nacional enrarecido:

 

Cada vez que voy a Venezuela (una vez por año aproximadamente) siento que el tablero social se mueve. Ese continuo movimiento me hace reflexionar sobre cómo cada individuo se define a partir de sus circunstancias y, en un ambiente tan movedizo como el venezolano, la identidad de todos ha ido cambiando. En un intento por tratar de definir la mutación de la sociedad venezolana a partir de un proceso político extremo que nos exige, uno a uno, posicionarnos constantemente, es que decidí realizar este trabajo.[5]

 

Al reflexionar sobre Régimen: Dramatis Personae, en su texto curatorial “Puestas en escena” (2024), Cuauhtémoc Medina hace referencia a la obligatoriedad de omitir la palabra Régimen del título de la obra —después de pasar por un filtro de censura estatal— como condición para ser exhibida en la Bienal de Shangai, China (2018). Asumir el reto de la realización y presentación pública de una obra que pone en cuestión la validez de un proyecto político autoritario y represivo es uno de los valores de artistas como Alexander Apóstol. Decisión que ubica en una posición de cuestionamiento a la propia institución arte respecto a su postura frente al Estado. ¿Cómo se exhiben obras que socaban la ilusión unitaria del Partido Único? ¿Qué tipo de pacto establece la escena internacional del arte contemporáneo con el Estado para continuar en operación?

 

Fotografía: Alexander Apóstol. De la serie Ensayando la postura nacional, 2010. Cortesía: muac

 

[1] Rolando J. Carmona y Alexander Apóstol, “Alexander Apóstol, Cátedras Políticas en código marica”, en Revista de Arte Contemporáneo Artishock [https://artishockrevista.com/2019/03/06/alexander-apostol-regimen-a-dramatis-personae/] [consultada el 3 de mayo de 2024]

[2] Id.

[3] Id.

[4] Puestas en Escena”, en Catálogo de la exposición Postura y geometría en la era de la autocracia tropical, México, UNAM, 2024.

[5] Rolando J. Carmona y Alexander Apóstol, op. cit.

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Celia Irina González Álvarez

(La Habana, Cuba, 1985)

Artista visual y antropóloga cubana. Graduada de la Universidad de las Artes, máster en Antropología visual por flacso, de Ecuador. Egresada del doctorado en Antropología Social en la Universidad Iberoamérica de la Ciudad de México.