Dos poemas

Diana Campos
junio-julio de 2024

 

 

Fotografía: Pixabay


hacia el acantilado

 

Irme, como quien se va a caminar por un acantilado y sonríe. El mar inmenso a lo lejos. Las olas que van y vienen mientras levantas la mano y saludas. O te despides. No se sabe. La niebla también ha venido. Por dentro, estás cayendo. La mano que se mueve a un lado y a otro. La mano que dice hola. O como María Luisa Bombal, que con sus manos nos dice: esto es un acantilado. Y sonríe. Las rocas detenidas en el tiempo escuchan. Los guijarros a la orilla del río guardan los secretos del agua que va a dar al mar. Los secretos de los que se internaron en sus aguas. La mano que se despide. Las rocas escuchan lo que llevas dentro. Y no dicen nada. Escuchan y guardan silencio. Y a veces una despierta incendiada. Y el mar en calma. Enormes rocas guardan los incontables secretos del mar. Su furia. Su recelo. El incendio que llevas dentro. Adentro la caída. Adentro las brasas. El mar que cerca. La violencia de sus brazos. Las rocas cubiertas de musgo, impávidas. Sonríes hacia la caída. Sonríes hasta la caída. Sonríes para la caída. Y no pasa nada. El mundo no se detiene. Debí ser yo, se dice una madre. Y es cierto. Una ya vivió un poco, después de todo. Pienso cada tanto. Eso es lo que también quema. Apenas empezaba la vida. Él me enseñó a caminar. El ATP que le nació dormido, que le nació muerto. Los dos nos dimos a luz. Hay quienes son luz. Él lo era. Yo una pequeña oscuridad, una penumbra en la orilla de la vida. El incendio va por dentro. Y el mar por fuera. Hay días en quisiera ser una piedrita de río a la orilla de un río. Sólo las rocas te escuchan. El mar inmenso. La caída. Va y viene. Sobre todo, va. Y nadie viene.

 

quién sabe ya quién es

 

Quién sabe ya quién es y cómo habla y mira. No podría decirte ahora cómo es. Si lo intento, duele. No le temo al dolor. Siempre quise saber. Preguntar cosas a mi madre, a mi padre. Pero este saber, este querer saber me está provocando cosas impensadas, cosas que no sabía de mí. Este otro dolor es otro desgarramiento interno. No podría ya decirte cómo es, ni contarte qué hace, qué quiere, qué ve, qué escucha. Ya no sé nada. Ya no debo saber nada. Ahora es todo así. Estoy aprendiendo a coserme la boca para no preguntar. Yo, una impertinente. Una desbocada. Me estoy cosiendo la boca. Una costura expuesta para que no. Para que me recuerde que no tengo que preguntar. Que no tengo que saber. Que no debo saber. Hay días y meses que me coso y descoso la boca porque no puedo dejar de preguntar. Tengo ya la boca adolorida. Los labios adoloridos. La mandíbula adolorida. El cuello adolorido. El pecho tan adolorido que me habita una nube de dolor, de tanto saber y ser lastimada. Lastimada de respuestas. Se trata de coserme los ojos y los oídos. Cosas de no ver, ni oír. Todo consiste en quedarse callada. Ahora es todo así. Voy al mercado lastimada de respuestas. De ver cosas. Ahora, es todo así. Ahora, todo debe consistir no decirnos nada. Tengo el cuerpo escocido de no poder decirle cosas. Tengo el cuerpo escocido de martes, viernes y sábado donde yo, ya no. Tengo el cuerpo escocido de ser desplazada. De tú, no. De larvas de ya no.

Acá ya no viene nadie. En las mañanas sólo se escucha el ruiderío de los pájaros apresurados por contarse lo que va suceder en el día o lo que no sucedió en la noche. Acá, hace mucho que ya no viene nadie.

Acá, sólo el griterío del señor que viene por la basura, los ladridos de los perros, de esos perros que tanto decíamos y que tampoco vienen por acá. Ni nos dejan sus pelos. Dicen que todo pasa. No podría ya decirte cómo es. Ni qué quiere. Ni qué hace.

Ahora todo es así. Ahora estoy más vacía de mí. En un cuerpo sin cuerpo. En un cuerpo en encaje negro para darle un contorno, para que vuelva a ser algo que aún no sé. Ahora todo es así. Acá, hace mucho que ya no viene nadie. Ni qué quiere, ni qué hace.

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Diana Campos

Nació en la Ciudad de México. Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la UAM-Iztapalapa. Ha trabajado como mediadora de lectura en educación básica. Escribe cuento y poesía.