Zona en Acapulco62
Activaciones artísticas colectivas

Mónica Benítez Dávila
Agosto-septiembre de 2023

 

 

Fotografías: Autorretrato, Insomnio, Videojuego, Acción III, Leche Martín, Tres días del parto de Lucio, Comida III, Cuarto de juegos IV y Martín III, de Ana Casas Broda


Zona. Espacio de artistas fue un proyecto que se concretó y activó por vez primera un viernes 14 de mayo de 1993, dentro de un enorme y fantástico espacio de techos inmensos en la calle José Martí esquina Arquitectos en la Colonia Escandón. Este proyecto duró treinta y un meses hasta que decidieron cerrar sus puertas a principios de enero de 1996 para mutar y transformarse en otras apuestas artísticas y alternativas diferentes que funcionan hasta el día de hoy.

Zona, como todos le llamaban, fue conceptualizado por nueve artistas de primera línea: Boris Viskin, Yolanda Mora, Gustavo Monroy, Roberto Turnbull, Manuela Generali, Alfonso Mena, Mauricio Sandoval, Germán Venegas y Ana Casas, la única fotógrafa del grupo. Tiempo después se les unió José Antonio Hernández, a la salida de Alfonso Mena. Estos creadores dominan numerosas técnicas y tienen modos de trabajo muy diversos. La mayoría se conocieron y generaron lazos de amistad en la Esmeralda, aunque hay otros que se profesionalizaron en el extranjero, como Boris Viskin, quien se formó en Florencia, o Ana Casas, en España. Es importante mencionar que la idea de crear este proyecto colectivo nunca implicó para ninguno de sus integrantes abandonar sus trabajos personales, es decir, cada uno continuó en sus estudios con el desarrollo de sus propias poéticas artísticas de manera paralela, mientras soñaron y materializaron este proyecto colectivo.

Zona creó su propio sello. Formaron un territorio que no tenía límites expositivos y que se alejó de las características de las galerías convencionales. La idea era conceptualizar un espacio para promover y difundir ideas creativas eclécticas independientes; un lugar en donde se pudiera experimentar —desde sus propias miradas— sus deseos y pesadillas y así exponer(se) y exponer lo que para ellos valía la pena mostrar. Les interesaba diseñar proyectos y poéticas artísticas de calidad pensando en colectivo. Si aparecía en Zona un comprador, el artista exponente implicado gestionaba su propia compra y dejaba una cuota al espacio para apoyar la autogestión del proyecto. El verdadero concepto creado por sus fundadores era contar con un espacio de experimentación creativo de calidad que fuese autogestivo y colaborativo, que pudiera, incluso, vivir de una cooperativa de artistas –—o que nunca sucedió— para el mantenimiento del mismo.

Durante las reuniones de trabajo se generaron verdaderos semilleros de ideas que les permitió explorar en territorios desconocidos y encontrar nuevas fórmulas de trabajo dentro del mundo del arte contemporáneo. Y así juntos aprendieron en carne propia, para bien y para mal, el enorme reto que todo eso implicaba. Entre todos diseñaron y transformaron la lógica del espacio de Zona. Decidieron en colectivo cómo se haría cada una de las activaciones de las muestras y quién estaría a cargo de alguna de las curadurías y museografías de cada proyecto. La columna vertebral de aquel proyecto de grupo y su guía en todo momento era no perder la calidad y proponer ideas libres. Para sacar adelante los gastos fijos, abrieron una ventanita, en lo que también sería la bodega de paso, para vender cerveza durante las inauguraciones; además, organizaron algunos talleres de dibujo dirigido al público en general.

 

Algunos integrantes de Zona

 

Zona se activó por primera vez con una gran muestra colectiva en donde se mezclaron trabajos muy diversos: fotografías de gran formato, escultopinturas, dibujos, grabados, óleos y esculturas. A ésta le siguieron otras, tanto individuales y colectivas: se organizó una de puro dibujo con alrededor de veinte artistas; en otra ocasión, Ana Casas llevó la batuta al organizar una extraordinaria muestra de mujeres fotógrafas jóvenes; también se diseñó una colectiva de escultura en donde participaron Jorge Yázpik, Jan Hendrix, Perla Krauze, Paul Nevin, Alejandro Escalante, Humberto del Olmo, Pawel Anaszkiewicz, Marina Lascaris, Reynaldo Velázquez, y los anfitriones Yolanda Mora, Germán Venegas y Roberto Turnbull; en otras ocasiones se promovieron obras a dúo: como la de Alfonso Mena con José Castro Leñero o la de Germán Venegas con Roberto Turnbull.

Las muestras individuales también formaron parte del concepto expositivo de aquel espacio: recuerdo, por ejemplo, haber visto una gallina viva como parte de la exposición escultórica individual de Humberto del Olmo y una vaca en la última muestra que realizó el maestro Gironella. Ahí también se exhibió La niña precoz, de Roberto Rébora; otra de Helio Montiel, además de pinturas de Pablo Rulfo, entre otras. No faltaron también exposiciones de los anfitriones como la de Boris Viskin, José Antonio Hernández y Gustavo Monroy. También se organizaron actividades culturales a la par de las exposiciones, como el montaje artístico de Borrados, con el poeta Ricardo Castillo y el cantautor Gerardo Enciso, de Guadalajara. Se calcula que Zona albergó cerca de veinte exposiciones mientras sus puertas estuvieron abiertas. Zona logró tener un escaparate para artistas jóvenes y consolidados y generar nuevos públicos. Se produjeron, además, catálogos —algunos diseñados por Rocío Mireles— y registros audiovisuales de esas activaciones realizadas por la artista Isabel Geffroy.

 

Fachada de la Galería Acapulco 62 en la calle Dr. Atl 217 en la colonia Santa María la Ribera de la Ciudad de México

 

Zona apareció a la par de otros movimientos socioculturales hermanos en la colonia Condesa y sus alrededores, que tenían sus propias características y activaciones muy particulares. Estos espacios de autogestión también fueron conceptualizados por artistas: uno de éstos fue el espacio independiente denominado La Panadería, en la calle de Ozuluama esquina con Ámsterdam, y estuvo activo de 1994 a 2002. Fue fundado por los artistas Yoshua Okón y Miguel Calderón con el propósito de crear un lugar independiente de experimentación. Ahí se generaron varias e icónicas exposiciones artísticas, presentaciones de publicaciones independientes y conciertos con DJ, entre otras actividades. El otro de los espacios independientes fundados también por artistas fue Temístocles 44, cuyo nombre coincidía con la dirección del inmueble en Polanco. Estuvo activo de 1993 a 1995 y fue creado por el colectivo de artistas Eduardo Abaroa, Franco Aceves, Abraham Cruzvillegas, Ulises García, Fernando García Correa, Rosario García Crespo, José Miguel González Casanova, Diego Gutiérrez, Daniel Guzmán, Damián Ortega, Luis Felipe Ortega, Daniela Rossell, Sofía Táboas, Pablo Vargas-Lugo y Haydée Rovirosa. Este espacio también se inició como un lugar de experimentación creativa en donde además de exposiciones experimentales notables se generó el boletín trimestral La Alegría y una carpeta de grabados denominada Ediciones Impecables.

 

Vista de la exposición Zona, en la galería Acapulco 62

 

Boris Viskin con la intención de seguir explorando, tanto como creador de obra personal como productor de activaciones poéticas en colectivo, creó años después otro proyecto autogestivo, que sigue vivo, junto con el artista Alfonso Mena (uno de los integrantes fundadores de Zona) en el denominado espacio Acapulco62. Éste nació primero en la planta baja de un edificio en la calle de Acapulco número 62, en la Condesa, y luego, debido a que ambos se mudaron a la Santa María la Ribera, se llevaron el proyecto y su concepto bajo el brazo a un pequeño y entrañable espacio en Dr. Atl 217. Ahí, en cada activación artística te regalan un catálogo tipo suplemento de periódico de barrio con información de la muestra, que fue conceptualizado y diseñado primero por Boris Viskin y hoy diseñado por Rocío Mireles. Ahí también se organizan mesas redondas, subastas y otras actividades, además, en cada muestra se expone como otro complemento informativo de la activación, un pequeño video del artista expositor producido por la cineasta Diana Peñaloza.

 

Vista de la exposición Zona, en la galería Acapulco 62

 

Hubo otro tipo de espacio, con un concepto diferente a los anteriores, que vale la pena mencionar —y rescatar—, que surgió en 1994: el restaurante La Gloria, fundado por los artistas Boris Viskin y Ernesto Zeivy. Estos artistas conceptualizaron otra manera diferente de generar activaciones artísticas. Esta idea ya la habían experimentado y conceptualizado tiempo atrás en el restaurante La Garufa, pero fue fortalecida y expandida en La Gloria. Cada exposición contaba con un catálogo que era al mismo tiempo el menú del lugar, lo anterior con la intención de que los comensales contaran con la información de la obra que les rodeaba mientras comían: un nuevo público del barrio dentro del mundo del arte se insertó en la Condesa. Este proyecto experimental incluía otras maneras de vender, hacer circular y exponer obra artística de primera línea. Además, ahí se hacía intercambio de obra por comida: ellos visitaban el taller del artista en cuestión, seleccionaban una obra, gestionaban el precio y finalmente se le abría una cuenta abierta. Esto dio como coyuntura que aquel espacio se convirtiera en un lugar vivo con charlas interminables entre amigos sobre pintura, literatura y música, todo acompañado de bebida y comida.

 

Vista de la exposición Zona, en la galería Acapulco 62

 

Muchos otros artistas se unieron al dúo Zeivy-Viskin durante todos esos años; por ejemplo, Mauricio Sandoval curó varias de las muestras que ahí se conceptualizaron, además, la mayoría de los que fueron integrantes de Zona expusieron en varias ocasiones sus obras en esas paredes. Este modelo permitió que se generaran lugares de encuentro entre poetas, novelistas, críticos, teatreros, académicos, periodistas, diseñadores, entre otros, que enriquecían el contexto. En veintidós años de vida, La Gloria generó cerca de 200 exposiciones, tanto individuales como colectivas, de artistas de diferentes generaciones. Cabe destacar La Tabla Geográfica, que consistió en que cincuenta artistas produjeran una pintura con el mismo formato para construir una enorme matriz expositiva de 5 x 10. Participaron en este proyecto artistas como: Carla Rippey, Vicente Rojo, Francisco Toledo, Magali Lara, Taka Fernández, Diego Toledo, Gilberto Aceves Navarro, Perla Krauze, Gabriel Macotela, Irma Palacios, Ferruz, Claudia Fernández, Teresa Zimbrón, Gabriela Gutiérrez, Francisco, José y Miguel Castro Leñero, Alberto Gironella, Gil Garea, Roberto Parodi, Franco Aceves, Luciano Spanó, Phill Kelly, los hermanos Quiñones, Mario Núñez, además de Manuela Generali, Germán Venegas, Yolanda Mora, Roberto Turnbull, Mauricio Sandoval, José Antonio Hernández, junto con los anfitriones Boris Viskin y Ernesto Zeivy, entre otros. La Gloria cerró sus puertas en el 2016 con una exposición individual de Franco Aceves. Estos artistas forjaron dentro de este restaurante otra manera distinta de experimentar, exponer y hacer circular arte en la colonia.

 

Algunos integrantes de Zona

 

Zona, La Panadería, Temístocles 44 y todos esos otros espacios como La Gloria que surgieron en los noventa, y que fueron conceptualizados y creados por artistas, hay que analizarlos y rescatarlos como activaciones de productos artísticos en sí mismos, ya que fueron mucho más que lugares de gestión expositiva de obra. La conceptualización colectiva de esos sitios son, sin lugar a dudas, verdaderos productos artísticos procesuales: permitieron producir, activar, circular poéticas artísticas dentro de mundo del arte contemporáneo de una forma más libre y menos convencional, además, generaron público alternativo que visitaba y circulaba libremente por todos esos lugares y aprendieron —aprendimos— otros modos de ver. Estos sitios fueron semilleros de ideas y acciones poéticas artísticas no azarosas que deben ser incluidos como activaciones artísticas procesuales dentro de la historia del arte de los años noventa: si Mónica Mayer y Víctor Lerma, por ejemplo, acertadamente conceptualizaron a su acción procesual de producción de archivo Pinto mi Raya como una obra artística en sí misma y ha sido activada y expuesta como obra artística en el muac; estos proyectos que aquí hoy se mencionan deberían de ser analizados como arte y expuestos de esa forma.

En Acapulco62 se rememoran treinta años de la creación de Zona, con una activación homenaje de obras recientes de la mayoría de aquellos artistas fundadores: Alfonso Mena, Boris Viskin, Germán Venegas, Roberto Turnbull, Yolanda Mora, Mauricio Sandoval, José Antonio Hernández, Ana Casas y Manuela Generali. El público puede visitar y admirar esculturas, pinturas, dibujos, textiles y obra con plastilina sobre madera. Con esta muestra se quiere recordar que a los creadores que provocaron, hace treinta años, una alegoría de fe colectiva en los años noventa, y que mostraron que esos actos de fe pueden producir cambios dentro del arte.

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Mónica Benítez Dávila

Directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades. Investigadora Titular C. Tiempo Completo, adscrita al Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Lerma.