La obediencia cuestionada:
¿Por qué obedecer?, de Georges Didi-Huberman

Mariana Martínez Bonilla
contraluz
agosto-septiembre de 2025

 

“Ustedes, los niños, y nosotros, los adultos, tenemos en común un mismo problema: estamos desorientados frente a la cuestión de saber ‘por qué’ o, mejor dicho, ‘para qué’ se nos pide obedecer”, le dijo el filósofo francés Georges Didi-Huberman a las niñas y niños que asistieron a una “pequeña conferencia” titulada “Pour quoi obéir?”, dictada el 16 de octubre de 2021 en el Nouveau Théâtre de Montreuil, por invitación de Gilberte Tsaï, antigua directora del recinto y publicada al año siguiente en su idioma original por la editorial francesa Bayard como parte de su colección Les petites conférences – “lumières pour enfants”.

Dicha colección, cuyo título fue tomado en préstamo de los programas radiofónicos juveniles de Walter Benjamin, transmitidos en Alemania entre 1929 y 1932, reúne una serie de conversaciones, en su mayoría filosóficas, en las que Hélène Cixous, Philippe Descola, Jean-Luc Nancy, Alain Badiou y Françoise Wallemacq, entre otras y otros pensadores, se dirigen, mayoritariamente, a un público infantil. La intención de estos encuentros es responder claramente a las preguntas planteadas por los infantes, tratándolos con honestidad y desenfado. Entre los temas que se han abordado desde el 2001 en estos encuentros están la guerra, los sueños, las emociones, las formas de habitar el mundo, el cine, la amistad, la revuelta, las mentiras y un largo etcétera.

Para su versión en español, el sello editorial A.hache tradujo Pour quoi obéir? como ¿Por qué obedecer?, aunque quizás hubiera sido mejor no obviar los muy conocidos juegos de palabras del autor y titular esta adaptación como “¿Para qué obedecer?”, pues para él “la tarea de alguien que escribe es dar a las palabras un sentido que el conformismo ha hecho que se pierda”. Así pues, la expresión pour quoi está formada por la preposición “para” y el pronombre relativo “qué”, expresando el objetivo y la finalidad de algo, en oposición a pourquoi (por qué), adverbio interrogativo que pregunta por las causas o motivos de algo. De ahí que sea más lógico poner en cuestión la finalidad de la obediencia y no sus causas. Asimismo, cabe destacar que para la edición en español se adaptaron tres capítulos de La Fabrique des émotions disjointes, editado por Éditions du Minuit, hasta el momento sin traducción al español, en los que el propio autor recuperó la conferencia dictada en el 2021.

Ahora bien, esta no es la primera vez que el autor de Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes hace de las y los niños sus interlocutores. En abril del 2013, el también historiador del arte presentó en el programa de las Petites Conférences la charla titulada “¡Qué emoción! ¿Qué emoción?” (Quelle émotion! Quelle émotion?), traducida al español y publicada en el 2016 por la editorial argentina Capital Intelectual. En ella, Didi-Huberman analizó la manifestación —o apariencia— de las emociones y sus implicaciones éticas, morales, políticas y sociales a partir de las obras de Sergei Eisenstein y Pier Paolo Pasolini, repasando, para ello, la historia de la filosofía, desde Platón hasta Gilles Deleuze.

Continuando con la radicalidad del gesto pedagógico que declara la igualdad de inteligencias entre infantes y adultos, en ¿Por qué obedecer?, el pensador francés, lejos de ofrecer respuestas simplistas elabora un complejo entramado intelectual a través de los rostros de la obediencia relacionados con el autoritarismo, forzándonos a confrontar nuestras nociones preconcebidas y a reconocer la fragilidad de las estructuras que las sustentan. Dividido en dos partes en las que se transcriben tanto la conferencia impartida por el académico, como la sesión de preguntas y respuestas por parte del público asistente, este pequeño objeto bibliográfico invita a las infancias a aventurarse en el terreno de la ética y la política. Y lo hace al desentrañar las complejidades de la obediencia, no como un mero acto de sumisión pasiva, sino como un fenómeno multifacético.

A lo largo de las menos de cincuenta páginas que componen la edición en español de Pour quoi obéir?, el autor expone sus argumentos con la solidez propia de un académico con una larga trayectoria y, al mismo tiempo, con la humildad propia de quien expone una duda genuina sin asumir que sabe más que los demás; es decir, de un maestro ignorante, para usar la expresión de Jacques Rancière, que acepta el desafío de dejar al impaciente adultocentrismo a un lado para efectuar un gesto amoroso con aquellos que rehuyen a contentarse “con lo que ya sabe[n], y no quiere[n] saber más”. Es decir, con aquellos que no sólo son infantes, sino que devienen niños.

Aquí Didi-Huberman se interesa por la facultad crítica que posibilita el discernimiento entre lo malo y lo bueno, y para ello, su punto de partida es la complejidad de las redes de dominio que configuraron lo que él mismo denominó como “arquitectura de la obediencia a la barbarie” en el seno del nazismo, fenómeno que permite comprender el funcionamiento de los regímenes totalitarios vigentes durante el siglo xx y las formas contemporáneas que les dan continuidad, pues “[y]a sea bajo un régimen liberal —como se dice—, o bajo un régimen dictatorial, la sumisión ciega a la autoridad conduce a las peores cosas.”

Según el autor, las atrocidades nazis pusieron de manifiesto la capacidad humana para seguir órdenes acríticamente incluso en las circunstancias más inhumanas, pero también dieron cuenta de las formas en que la dominación se ejerce sobre los individuos que se asumen como libres. Así pues, Didi-Huberman recorre los hechos concretos y actos de habla según los cuales, la gestión y la promoción, dos formas contemporáneas y liberales de la dominación a decir del filósofo, dejan de ser medios para el mejoramiento de la sociedad y se  convierten en fines en sí mismas; es decir, en nuestra realidad natural, haciendo “evidente que nuestras vidas serán mutiladas, amputadas, infelices y esclavizadas.”

En primer lugar, analiza la “gestión” de recursos humanos y económicos como banderas del liberalismo contemporáneo, mediante las figuras de Reinhard Höhn, Friedich Hayer y Richard Thaler, para quienes la libertad solamente extiste en tanto capacidad para someterse a la obediencia. En segundo, se ocupa de pensar la “promoción” en tanto paradoja que nos permite obtener una ganancia al gastar nuestro dinero. El ejemplo concreto en este caso son las estrategias desarrolladas por el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays, para dirigir los deseos de la gente e influenciar la opinión pública. Es decir, para convencer a la ciudadanía norteamericana para que aprobaran la incursión estadounidense en territorio europeo durante la Primera Guerra Mundial y para procurar el consumo de cigarrillos por parte de las mujeres, bajo la falsa promesa de la liberación, la emancipación y la seducción.

Hasta este punto, parecería que el autor procura una denuncia de la obediencia ciega, del poder de seducción que nos orilla a obedecer, mediante el desmantelamiento de dos formas de sujeción del individuo para el gobierno de su libertad, coaccionándolo para que siga las órdenes que le son dadas, desde el ejercicio de la violencia sobre otro ser viviente, hasta el consumo de un producto comercial. Sin embargo, sus propias conclusiones revelan un análisis mucho más sutil que busca promover la (des)obediencia crítica o, si se prefiere, una rebelión ante las ambigüedades de la “libertad”, promovida por quienes pretenden hacernos obedecer, y ante quienes el filósofo invita a los niños a imaginar otras formas posibles de estar en el mundo y seguir preguntándose “¿para qué?” y “¿por qué?”, de generar líneas de fuga para no ceder al control sin antes ponerlo en crisis. Y es que Didi-Huberman se niega a homogeneizar el fenómeno, reconociendo que no toda obediencia es intrínsecamente negativa; simplemente tenemos que aprender a diferenciar las intenciones de las órdenes que nos son dadas a partir de cuestionar por qué y para qué tenemos que obedecer; es decir: “que nos preguntemos cuáles son las consecuencias de lo que hacemos o dejamos de hacer.”

Finalmente, la conferencia cierra con estas palabras que no sólo se dirigen a las infancias, como afirmaría más adelante el propio autor al decir que su conferencia no trataba sobre la obediencia de los niños, sino sobre la de los adultos:

 

en cuanto alguien les diga “no hay por qué”, huyan o rebélense de alguna forma. O, en cuanto el dueño de Facebook les diga que “serán de ser libres de hacer todo lo que imaginen”, recuerden que es él quien está imaginando todo lo que tendrán que hacer e imaginar: otra forma de hacerlos obedecer a pesar de ustedes. Así que, una vez más, ¡huyan, rebélense, hagan lo que ustedes imaginen!

 

En ese sentido, y en un momento histórico en el que los discursos autoritarios resurgen con fuerza y la polarización política tiende a simplificar las complejidades de la convivencia, ¿Por qué obedecer? no ofrece soluciones fáciles ni recetas para la desobediencia. Por el contrario, su objetivo es más bien desestabilizar nuestras certezas, abrir interrogantes y fomentar una postura crítica frente a la autoridad.

 

 

 

 

¿Por qué obedecer?,

Georges Didi-Huberman

Traducción de Delfina Cabrera y Mariano Goicochea

España, Adriana Hidalgo Editora / A.hache, 2025, 51 pp.

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Mariana Martínez Bonilla

Investigadora independiente, egresada del Doctorado en Humanidades de la Unidad Xochimilco, de la Universidad Autónoma Metropolitana.