Todo es aparente, de Carlos Gutiérrez Angulo, Rituales, de Fernando Esteban, y Voces del bosque, de Emiliano Nava, son las tres exposiciones que conforman el proyecto Materialidades atemporales, instalado en la Casa del Tiempo entre febrero y marzo de este año.
En su obra, estos tres artistas de diferentes generaciones asumen la materialidad como proceso de crecimiento personal y creativo. Me refiero con ello a la toma de conciencia respecto a las posibilidades del reciclaje y el cuidado de la naturaleza rural y urbana en tanto ejercicio cívico, los cuales son puestos en sintonía con las prácticas artísticas, ya sea mediante el hecho de sacar la pintura de sus métodos y soportes tradicionales, o mediante el hecho de situar en primer plano los registros de sonido resultado de una intervención en el bosque de Chapultepec.
El imaginario de Carlos Gutiérrez Angulo se retroalimenta en el diálogo entre sus dibujos al temple y sus objetos de madera y otros materiales recuperados. Fernando Esteban narra, por su parte, la experiencia citadina tomando como soporte pictórico tablones y pliegos de plástico que alguna vez fueron el suelo de una vivienda. Y Emiliano Nava articula una puesta en escena en la que el público intima con troncos de árboles muertos mediante dispositivos de sonido. El contrapunteo entre estas propuestas genera un fuera de tiempo y una superación de éste a la vez, un tipo de acronía discursiva en la que toman protagonismo la calidad y calidez de los materiales reutilizados.