Compañía Universitaria de Teatro de la UAM: una utopía comunitaria

Luis Reygadas
Diciembre de 2023-enero de 2024

 

 

Fotografías: Coordinación General de Difusión

 

Cuando un grupo de actrices y actores se para sobre un escenario se forma una comunidad singular. En el caso del primer elenco de la Compañía Universitaria de Teatro de la Universidad Autónoma Metropolitana este efecto de construcción de comunidad se intensificó por el carácter inaugural de la Compañía, por la naturaleza de la obra puesta en escena y por las circunstancias que atravesó la uam durante los primeros meses de 2023 a raíz del paro estudiantil contra la violencia de género.

 

La communitas teatral

La representación de una pieza teatral ocurre en un tiempo y en un espacio distintos a los de la vida cotidiana. Como en otros rituales, se crea una zona liminal que rompe con las rutinas, los significados, las identidades y las categorías que imperan en el transcurso habitual de la dinámica social. Durante un período breve, pero intenso, los ejecutantes se convierten en otros, se difuminan las fronteras entre la persona y el personaje, entre el actor y el actante. La magia del ritual en el performance dramático produce en ellos una metamorfosis:

 

Durante el periodo “liminal” intermedio, las características del sujeto ritual (el “pasajero”) son ambiguas; atraviesa un ámbito cultural que tiene pocos o ninguno de los atributos del estado pasado o venidero. […] Se nos presenta, en tales ritos, con un “momento dentro y fuera del tiempo”, y dentro y fuera de la estructura social secular.[1]

 

Las cualidades del personaje son enigmáticas, se aleja de las clasificaciones que encasillan a la persona en su vida diaria. Sobre el escenario pueden cambiar su temperamento, género, preferencias sexuales, clase social, edad, ocupación, etcétera. Pero, además de la transmutación que experimentan las actrices y los actores, también se disuelven las fronteras entre ellos. Al actuar juntos aspiran a moverse como un solo cuerpo en armonía y forman una cofradía en la que se disuelven las clasificaciones previas. En palabras de Victor Turner, se crea una colectividad sin jerarquías a la que llama communitas.[2]

En el transcurso de la puesta en escena se colocan entre paréntesis las adscripciones sociales que diferencian a los ejecutantes, todos forman parte de un colectivo, las únicas distinciones relevantes son las que establece el libreto.

 

Primera compañía teatral de toda la uam

A casi cincuenta años de su fundación, por primera vez en la historia de la Universidad Autónoma Metropolitana se formó una compañía teatral que reúne a sus cinco unidades (Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco). Además, la Compañía incluyó en su primer elenco a miembros de los tres sectores de la comunidad universitaria: estudiantes, académicos y trabajadoras. La uam es una institución unida y generosa, pero en el día a día la distancia geográfica pesa. También se experimentan fronteras e incluso tensiones entre estudiantes, académicos, directivos y trabajadoras(es). Por ello, la creación de la Compañía Universitaria de Teatro representa un hito en la historia de la universidad.

En febrero de 2023 fuimos seleccionados catorce universitarias/os para integrar el primer elenco de la Compañía: nueve mujeres y cinco hombres; ocho estudiantes de licenciatura y posgrado, tres trabajadoras y tres profesores. Todos bajo la coordinación de un director externo, Eduardo Castañeda. Desde los primeros ensayos se difuminaron las distinciones previas, poco importaba quién era estudiante y quién profesor, cuántos eran de origen mexicano y cuántos habían nacido en otro país, quién era trabajador de la uam y quién no. Una trabajadora administrativa se convertía en princesa, un académico transmutaba en bufón, una estudiante devenía rey; en el escenario todos éramos iguales. Al principio, cada uno estaba encerrada/o en su papel y concentrada/o en aprenderse sus líneas, pero poco a poco se intensificó la interacción, nos corregíamos mutuamente y nos apropiamos el guion de manera colectiva. La única autoridad que importaba era la que se ganaba sobre las tablas del Teatro Casa de la Paz. Bueno, y la del director, que era indispensable.

Pronto nos sentimos parte de una comunidad. Eso no quiere decir que no existieran los malentendidos, las rencillas, las envidias y las relaciones de poder que prevalecen en todo grupo humano. Pero al momento de ensayar y representar la obra formábamos una cofradía, un colectivo que intentaba moverse de manera coordinada. Nos sentimos parte de la comunidad uam, sin importar las fronteras entre unidades, divisiones, departamentos, disciplinas o sectores. Fuera del tablado renacían las diferenciaciones y los conflictos, pero durante algunas horas, gracias al encanto del teatro, se vivía la experiencia de la utopía comunitaria.

 

Todos somos bufones: Atracciones Lear

Si en toda compañía de teatro es posible la emergencia de la communitas, ésta era prácticamente inevitable en el caso de Atracciones Lear, la pieza escrita y dirigida por Eduardo Castañeda. Se trata de una obra de metateatro, en la que los personajes son integrantes de una troupe de comediantes que da cobijo a un monarca que ha perdido la razón. Inspirada en El rey Lear de William Shakespeare, es una obra dentro de otra obra de teatro. No hay personajes protagónicos, todos somos bufonas y bufones, con excepción del delirante rey en desgracia. Pero como dice una de las líneas del libreto: “entre los bufones y los payasos no existe rey”.  

El bufón es el único que puede decirle la verdad al poder, sin temor a las consecuencias. Se burla de los mandatarios, es quien dice lo que los sabios no pueden decir, eso lo vuelve el más sabio de todos los personajes.[3] Pero, ¿qué pasa cuando todo el elenco está formado por bufones, con excepción de un rey desterrado, que es el más irrisorio de todos? En Atracciones Lear la hipérbole de la figura del bufón transforma la tragedia de Shakespeare en una farsa tropical, en la que la mofa al poder y la crítica a la solemnidad alcanzan niveles que rayan en lo absurdo. Es un rito de inversión, en el que los bufones de la troupe ridiculizan sin cesar al rey. Estos comediantes forman una comunidad anarquista, en la que se intercambian por turnos el papel de rey e interpretan los papeles de princesas, duques y condes para hacer escarnio de ellos y de las costumbres de la corte. El efecto de creación de communitas se intensifica al escenificar las peripecias de un colectivo ácrata.

Una universidad como la uam, que integra a decenas de miles de estudiantes, profesoras/es, trabajadoras/es y directivas/os, no podría funcionar como una communitas o como un colectivo anarquista, sin jerarquías, sin normas y sin división del trabajo. Pero la expresión ritual de la utopía comunitaria nos recuerda la vulnerabilidad del poder, la arbitrariedad de las desigualdades y la fragilidad de las jerarquías. El performance es efímero, pero deja huellas en el funcionamiento de la estructura.

 

 

Paro estudiantil y conjura teatral de la violencia de género

A pocas semanas de haber comenzado los ensayos de Atracciones Lear, en marzo de 2023, estalló en la uam un paro estudiantil contra la violencia de género. El paro fue un parteaguas en la historia de la uam que abrió paso a una universidad más incluyente y diversa. Sin embargo, durante los dos meses que duró el paro hubo crispación, desconfianza, diálogos fructíferos pero en ocasiones ríspidos, incertidumbre frente al futuro y ante los cambios que necesariamente tienen que producirse.

El paro pudo haber descarrilado el recién iniciado proceso de creación de la compañía de teatro. La continuidad de los ensayos de Atracciones Lear implicaba riesgos. En primer lugar, había la posibilidad de que se presentara algún conflicto por las diversas opiniones en torno al paro. Por otro lado, en una actividad de esta naturaleza siempre existe el riesgo de que ocurra algún abuso relacionado con el género: son conocidos los incontables casos de acoso que han sufrido actrices y actores de cine, teatro y televisión, bailarinas y otras personas que participan en experiencias que implican convivencia estrecha. Por último, el ambiente crispado y el temor a ofender o a ser ofendida/o podía limitar la expresión artística. Atracciones Lear es una obra de teatro que sólo puede funcionar si en los ensayos y en las representaciones hay cercanía corporal, ironía, libertad creativa, lenguaje sin censura, intimidad y complicidad entre actrices y actores. La obra tenía que transitar por un desfiladero muy estrecho, flanqueado por un lado por la violencia de género, presente en algunos párrafos del libreto original de Shakespeare, y, por el otro, por el acartonamiento y la rigidez discursiva de la corrección política, omnipresente en los discursos y comunicados que predominaron durante el paro.

No sé cómo, pero la obra de teatro logró caminar por esa delgada línea, sin desbarrancarse. Sospecho que fue una combinación de prudencia y respeto con fuertes dosis de sentido del humor e ironía. Quizás en un contexto de incertidumbre y conflicto, la compañía de teatro se convirtió en un remanso, en un espacio en el que podíamos convivir y trabajar juntos mujeres y hombres, estudiantes y profesores, trabajadoras y directivos, personas de las cinco unidades de la uam.

La mayor aportación y el principal aprendizaje que nos dejó el arranque de la Compañía es que se puede construir un ambiente universitario libre de violencia de género, con base en la confianza, la cercanía, la equidad y el respeto, sin caer en el recelo, la distancia, la solemnidad y la rigidez. La dimensión lúdica de la vida, el humor y la ironía no tienen por qué restringirse a la escena artística, deben enriquecer también los movimientos sociales y los ambientes universitarios. 

La Universidad Autónoma Metropolitana es otra después del paro contra la violencia de género. En los próximos años se definirá cómo será la universidad post-paro. Vale la pena imaginar nuevas utopías comunitarias. Contaremos con mejores reglamentos, protocolos e instancias para atender, prevenir y erradicar la violencia asociada al género. No obstante, el contenido de la nueva comunidad universitaria se tendrá que crear en las actividades cotidianas, en la experimentación artística y cultural, como se comenzó a hacer con la Compañía Universitaria de Teatro y, sobre todo, en la renovación de la docencia y la investigación en todos los espacios académicos de la uam.

 

Agradezco los comentarios de Rodrigo Díaz Cruz a la versión preliminar de este texto.


[1] Victor Turner, The ritual process. Structure and anti-structure, Ithaca, Cornell University Press, 1977 [1969], pp. 94 (traducción mía).

[2] Ibid., pp. 96 y 111.

[3] Ibid., pp. 109-110. 

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Luis Reygadas

Profesor del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana; actor en el primer elenco de la Compañía Universitaria de Teatro de la uam.