El mural de Jazzamoart en la UAM Iztapalapa.
Reflexiones a treinta y cinco años de su creación

Martín M. Checa-Artasu
Diciembre de 2023-enero de 2024

 

 

Oda a los pintores, jazzeros y poetas, Jazzamoart, 1988, mural en la Unidad Iztapalapa,
14.50 x 23.69 x 4.50 m, Acervo Artístico uam

 

Arte en un campus universitario

La unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, inaugurada en 1974, posee un pequeño pero significativo conjunto obras de arte: dieciséis esculturas y nueve murales dispuestos en sus jardines y en espacios comunes de algunos edificios. Estas obras forman parte del acervo de esta institución, mismo que se acumuló al tiempo que la universidad cumplía aniversarios.

El primer grupo de esas esculturas se colocó en 1982, coincidiendo con el octavo aniversario de la fundación de esa casa de estudios, mediante el programa “Escultura abierta al tiempo”. En la unidad de Iztapalapa se ubicaron tres piezas: Venus y Marte, de Arnaldo Coen, Hombre, de Arnold Belkin, y Mecano simple, de Helen Escobedo. Entre 1984 y 1988, el muralista canadiense Arnold Belkin pintó cuatro murales en otros tantos edificios de la Unidad Iztapalapa. En 1988, apoyado por el propio Belkin e invitado por Evodio Escalante —filósofo y profesor de la institución, entonces al frente de Difusión Cultural—, Javier Vázquez Estupiñán, más conocido por su seudónimo de Jazzamoart (jazz, amor y arte) realiza un mural titulado Oda a los pintores, jazzeros y poetas.  

Así, a inicios de la década de los noventa, en la UAM Iztapalapa se daban la mano los murales con mensajes político-sociales del ya longevo muralismo mexicano de la mano del canadiense Arnold Belkin y un mural, pleno de expresionismo gestual con toques de pintura acción, colorista, musical y desbordante, de un joven que había nacido en Irapuato en 1951: Jazzamoart.  Era un hito, según el propio Belkin, pues se trataba de la primera vez que se hacía un mural de esas características y tamaño.1] Así, en la periferia de la Ciudad de México y en una universidad pública de nuevo cuño, congeniaban dos miradas artísticas que a lo largo del siglo xx habían estado confrontadas: la visión reivindicativa y social y la visión del arte por el arte.[2]

 

El mural Oda a los pintores, jazzeros y poetas

Jazzamoart pintó el mural casi solo, apoyado a ratos por su cuñado, llenando de arte 360 metros cuadrados de la pared poniente del edificio E, dedicado a aulas. Según sus propias palabras, se sintió como el cazador de un mamut por el tamaño de la pared a pintar y porque al pintarlo le venían a la memoria los restos de esos animales localizados en Iztapalapa.

Esa pared daba a un estacionamiento que con los años aún crecería más. Así, el mural daba la bienvenida a todos aquellos que arribaban a la UAM en vehículo propio. Diluía con sus colores vivos el gris formal de los edificios universitarios: un amarillo para el fondo y los azules y rojos de los dos personajes allí representados y los de un enorme saxofón. Todos se hallan en plena actividad, provistos de una suerte de rayos y unos ojos grandes que parecen darnos a entender que las ideas y sus expresiones artísticas fluyen por la pared y se transmiten más allá. Era una propuesta novedosa, colorista y, por su tamaño, atrevida, tal como escribía respecto a este mural la historiadora del arte Berta Taracena:

 

Jazzamoart ha emprendido esta difícil obra. Por su método de enfocar la naturaleza, alcanza una nueva libertad, la libertad de plasmar mundos que no son, pero que podrán ser. En la música que ama apasionadamente, especialmente el jazz, encuentra confirmadas sus concepciones plásticas y pinta como tema principal en este mural, la acción, el movimiento y el contra movimiento. Poesía en el sentido más genuino de la palabra, historieta moderna que fascina igual en ello a todas las historietas.[4]

 

Reflexiones sobre el mural

Jazzamoart pintó el mural a la edad de treinta y siete años. Hacía poco que había despegado su carrera artística, que ha transitado por un camino único en el contexto del arte mexicano contemporáneo, es fruto de una continua búsqueda personal expresada mediante el gesto, el trazo, el uso de los colores, y se materializa en una ingente producción basada en pinturas, serigrafías, grabados, esculturas de diversos materiales e incluso, cerámica. Su solitaria búsqueda ha derivado en una absoluta originalidad, se percibe totalmente libre para sentir el acto de pintar, según el propio artista;[5] un acto de pintar —por otro lado— que se conjuga con su otra gran pasión: el jazz.[6] Los tonos recurrentes, alegres y absorbentes de ese estilo musical impregnan su obra, de hecho, viven en ella mediante los trazos y la gráfica, pero también mediante su filiación y proximidad con los principales autores de este género en México y en el extranjero. En muchos de sus cuadros parece escucharse jazz, como en el mural de la UAM, o como en la serie de obras que presentó en la Galería Metropolitana en la exposición “Las Beboperas”, cinco años antes de pintar el mural que nos ocupa.[7]

Sabemos que el mural que pintó en la UAM Iztapalapa fue el primero de su trayectoria. Años después realizaría algunos más. Dos ejemplos a disposición del gran público son El Festín de los Jazzeros, en el Auditorio Nacional, un mural de seis lienzos que en 1992 sirvió como escenografía a grandes músicos.[8] Aquí, el jazz es la expresión contenida en un políptico en extremo colorista y vibrante en sus trazos y gestos. Otro ejemplo es el mural titulado El Antro de las Mil Ventanas, que expuso en enero de 2016 en el Museo de la Ciudad de México, concebido como un homenaje y un diálogo con el pintor Joaquín Clausell, quien había pintado La Torre de las Mil Ventanas en las paredes del último piso del Palacio de los Condes de Calimaya, sede de ese museo. Allí, Jazzamoart pintó sobre un fondo rojo pasional ciento sesenta y tres personajes clave para comprender la cultura mexicana en plena actividad.[9]

Lamentablemente, hoy el mural de la UAM Iztapalapa está descolorido y deteriorado. Un nuevo edificio en construcción interfiere su vista. No sabemos si gozará de algún proceso de restauración, sin embargo, su presencia y mensaje prevalecen por el hecho de estar plasmado en un edificio lleno de aulas.

“Adquirir e impartir conocimiento es vital, alegre y nos permite crecer como personas —ese podría ser el mensaje de este mural—; más allá del aprendizaje de habilidades técnicas y científicas, soñar, sentir gusto y placer por el arte, la música y la poesía es indispensable para ser mejores seres humanos”. Quizás Jazzamoart —hoy un reconocido artista mexicano con obras en varios museos del mundo— pensó lo anterior hace treinta y cinco años cuando pintó con pasión y frenesí este mural que hoy permanece en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana.


 

[1] Arnold Belkin, “Jazzamoart pinta un mural”, en VV. AA. La vida de la pintura. 50 textos en torno a la obra de Jazzamoart, La Cabra Ediciones, México, 2019, pp. 55-56. El mismo Belkin hace declaraciones sobre este mural en el documental Oda a los pintores, jazzeros y poetas, dirigido por José Alfredo Botaya en 1988.

[2] Alma Barbosa Sánchez, El poder de consagración del arte mexicano (1922-1966), GEDISA, UAM Iztapalapa, México, 2022.

[3] Comunicación personal de Jazzamoart con el autor de este texto, 27 de abril de 2023. Jazzamoart opina sobre su trabajo en este mural en el citado documental dirigido por José Alfredo Botaya en 1988.

[4] Berta Taracena, “Movimiento y contra movimiento”, Revista Tiempo, agosto de 1988, en  VV. AA., Op. cit., p. 59-60.

[5] Se pueden conocer las opiniones de Jazzamoart sobre su obra en el documental Vivir la vida como Jazz, Jazzamoart, dirigido por Floria González, 2021. Disponible en: https://bit.ly/49h6eUa

[6] Paul Clee, “El pintor del Jazz en México”, en VV. AA., Op. cit, p. 25-29.

[7] Escalante, Evodio. “Las beboperas de Jazzamoart”, en VV. AA., Op. cit p. 49-51.

[8] Según la web del auditorio Nacional, fue la escenografía de las actuaciones de B. B. King, Ray Charles, Chuck Berry, Branford Marsalis, Al Di Meola, Herbie Hancock y Wayne Shorter. Ver: https://bit.ly/46NznVq

[9] Sobre este mural: José María Espinasa, “Jazzamoart y el antro de las mil ventanas”, en El antro de las mil ventanas. Catálogo, Museo de la Ciudad de México, Editarte, México, 2015.

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Martín M. Checa-Artasu

Departamento de Sociología, uam Iztapalapa.