Fotografía: Mauricio Tapia Gutiérrez
Yo camino de lado para engañar al tiempo
y así mantener la misma edad para
siempre.
Andrómeda Mejía
En la astrología, el signo cáncer se posiciona en el cuarto lugar del zodiaco y es representado por un cangrejo. Por su parte, los cangrejos son crustáceos que al parecer hacen pensar —a más de uno— en su inmortalidad.
Escrita y dirigida por la dramaturga Andrómeda Mejía, Cangrejo y yo aborda un tema que infunde temor en la sociedad mediante el humor. La idea original es de Georgina Arriola, quien además interpreta al personaje homónimo. Esta Parodia interestelar sobre seres medio vivos o medio muertos, como se subtitula la obra, pone en evidencia un proceso oncológico y muestra la relación entre dos personajes principales: Cangrejo y Georgina. Si bien Cangrejo aparece sólo en el preludio, su presencia se advierte a lo largo de la obra; por su parte, Georgina comparte sus vivencias al habitar el mismo espacio que Cangrejo a través de catorce escenas o cuadros. Así, entre tópicos como la culpa, el deseo, el amor, el desamor, el humor, el dolor y referencias mitológicas, Georgina descubre y comparte con el público “el valor real de estar vivo”.
La compañía teatral “Los tres pies del gato” ha presentado Cangrejo y yo en diferentes recintos durante 2023, entre los cuales destacan: el teatro Sergio Magaña, el Espacio Alternativo del Centro Cultural Helénico, el 18º Festival de monólogos Teatro a una sola voz 2023 y, recientemente, en el Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz, de la Universidad Autónoma Metropolitana.
La obra evidencia el proceso oncológico desde lo más humano y en diversas esferas: en lo médico, se pone en evidencia la violencia de género y la falta de tacto por parte de los profesionales de la salud; en lo familiar, las formas en que la enfermedad afecta al paciente y a sus seres queridos; a nivel social, cuestiona el derecho de quienes juzgan y opinan sobre cómo se debe llevar el proceso e incluso revictimizan al que padece la enfermedad, así como las expectativas sobre el sobreviviente; y en lo individual, mediante la metáfora del Cangrejo como sujeto y no como enfermedad, es decir, en la relación que existe entre ambos:
Entonces soñé con él… No tenía pelo. Ni uno sólo. Por eso quería el nuestro… el mío. Cada cabello que recolectaba se perdía entre sus pinzas, entre sus patas, sin servirle de nada. Él no tenía nada y por eso quería todo. Lo vi tan solo, tan triste… tan él.
La empatía y el vínculo entre Georgina y Cangrejo se constata en fragmentos como: “Discutimos, no sé si él me provoca a mí o yo a él. Me hace vomitar. Yo cedo muchas veces y lloro… lloramos juntos”. De tal forma, Cangrejo se convierte en sujeto que lucha al igual que todos por sobrevivir.
Mediante las metáforas y el humor que caracteriza a la obra se genera una reflexión profunda. Por ejemplo, en la tercera escena se representa una competencia de nado, una voz en off narra a modo de comentarista deportivo una carrera que visualmente es entre nadadores, pues Georgina viste traje de baño, flotadores y gorro de natación. La voz animada lanza frases cargadas de humor como: “Sube a la superficie para tomar aire, luego de haberse tomado sus dos litros de agua correspondientes a este día, porque no lo olvide, para una buena salud, tome por lo menos dos litros de agua, pero por favor, evite que sea clorada, como la que ha bebido nuestra querida competidora”; pero conforme avanza la escena se puede caer en cuenta que es una competencia por la vida: “no cabe duda, señoras y señores, que el instinto de supervivencia siempre nos saca adelante… o casi siempre…”, y más adelante: “Esto es algo insólito… el resto de los competidores ha comenzado a nadar ¿de muertito? Una sombra ha cubierto la piscina por completo”.
La dirección escénica crea una estética con sus propios códigos que parten del imaginario colectivo, como radiografías, lámparas y sondas, mediante las cuales construyen una atmósfera conocida pero no realista. La estética minimalista resulta precisa, genera un ambiente lúdico y una propuesta original. Los vestuarios también juegan dentro de un lenguaje metafórico, todos los cambios son en el tono de la piel de la intérprete con motivos en color rojo que representa a Cangrejo, al mismo tiempo, son soporte de los diferentes personajes que interpreta Georgina y muestran al espectador el camino que recorre el personaje. Por su parte, el acompañamiento musical en vivo, a cargo de Luis Miguel Moreno, contribuye a construir espacios y atmósferas.
El cáncer en esta obra es motivo de reflexión sobre la muerte, pero también sobre la vida. Si bien el tema ya ha sido explorado en la escena teatral, Cangrejo y yo se caracteriza por ser una propuesta estética original que se aleja de los estereotipos y del mensaje didáctico o melodramático, a partir de un texto que interpela al espectador desde una perspectiva humana y al mismo tiempo lúdica. La conexión es aún más fuerte cuando el receptor cae en cuenta que el nombre del personaje es el mismo que el de la intérprete, porque nadie está exento. Georgina Arriola comparte la experiencia del proceso que vivió, y lo reconstruye con el apoyo de Andrómeda Mejía. Así, mediante una mezcla exacta de comedia y tragedia, la compañía teatral “Los tres pies del gato” nos hace pensar más allá de la inmortalidad del cangrejo.
Maestrante en Literatura Mexicana Contemporánea (uam-a). Docente, productora e investigadora. ha publicado en las revistas: Investigación Teatral y Tema y Variaciones de Literatura; y en el libro Desafíos y debates para el estudio de la literatura contemporánea.