a solas. me urgía estar a solas para verme al espejo. no en el baño de un hospital, donde los espejos reflejan a la misma persona con bata y gesto de dolor. en casa al fin me vi al verdadero espejo: me pareció que otra persona me miraba. me encontré bella. me extrañó no haberlo notado antes. luego se enmarañaron los días, porque el dolor es un maestro inepto que no se ha enterado que ya aprendiste la lección. porque el dolor es una larva que duerme y sueña. cada vez que sueña, sudas. cada vez que sueña, gimes o te encoges. la antilarva no se convierte en mariposa. lo sabes: no saldrá de tu cuerpo convertida en un milagro tornasolado. se va a quedar ahí como un recuerdo de metal.
la cicatriz de la bolsita es una pregunta mal hecha. la otra, la enorme cicatriz sobre el pubis, cuenta una historia. una mano derecha y urgente abrió la carne hacia tu izquierda. hay tramos donde se nota intención de profundidad. el filo entró con más ahínco al principio. y se abultó un poco como todas las cicatrices de tu cuerpo. algo del colágeno que ahora no importa. ¿quién quiere quitarle ahora la máscara al misterio? pero junto a ella, la cicatriz de la bolsita no parece cicatriz de quirófano. un navajazo mal dado. la oruga que se niega al vuelo. que ni siquiera tiene paciencia para la crisálida.
tengo ahora una mascota nueva. la toco como acariciaba de niña las sensitivas. esas plantitas misteriosas que se cerraban bajo los dedos. mi curiosidad pasa y repasa las costuras que ahora son cordilleras de piel. “todavía está entumecida”, me digo. mido con el paso de los días, semanas, meses, su estado y condición. es mejor sorprenderla por la noche o tras la ducha. con las yemas de los dedos, como la vulva y el placer. sólo que en este caso los dedos preguntan si ya no es de goma el cuerpo. no llaman al placer sino a los nervios. antes que piel hubo pelaje, plumas y escamas. y, mucho antes, nervios. lo entumecido es una boca que se va cerrando cada vez más cerca de la cicatriz. llegará un día en que su ojo rasgado cierre por completo y mi piel deje de recordarme filos, bordes, planchas.
Poemas del volumen inédito Material hospitalario, libro ganador del Concurso Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2022.