La tristeza de mi hijo en un campo de Fut Seven

Fernando Trejo
Agosto-septiembre de 2023

 

 

Fotografía: Alejandro Pérez Cervantes

 

A mi padre Fernando Trejo, in memoriam.

A mi hijo Iñaki.

 

En un torneo de la Zona Escolar Número Dos

vi por primera vez

jugar fútbol a mi hijo.

 

Su entusiasmo de lateral derecho me llevó a ser él

a sus siete años: me vi frente a mi padre aquel domingo en

Caña Hueca.

 

Nadie repasa la ruta de regreso. No hay retorno

sin voz que no se quiebre.

 

Y no es que nos duela la alegría,

pero algo quema de sus lágrimas.

 

Vi cómo mi padre desde el palco

manoteaba instrucciones,

filtraba con sus ojos un pase de pared,

entraba sin temor en el trote de mi hijo

que recorría la cancha como un zaguero izquierdo,

como un pequeño Messi.

 

Con esa voluntad de director técnico

mi padre celebró el empate a 3.

 

Pero el alargue cedió en el contragolpe a los contrarios

que anotaron un gol de pena máxima.

 

La tristeza de mi hijo

se me coló en los ojos

cuando el árbitro elevó las manos

para ponerle fin al resultado.

 

Corrí a abrazarlo para que no le doliera la tristeza,

para que su derrota fuera mía,

para hacerle creer que mis palabras valían más que un partido de fútbol.

 

Pero no.

 

Nunca como esa vez me ha dolido tanto una postal.

 

Porque tal fue su coraje en mí

que regresé aquel recuerdo de niñez

con mi joven padre consolándome

en ese domingo en que perdimos la final con el Telefonistas

frente al Talentos Deportivos.

 

Pero no.

 

Mi padre ahora era yo.

Y mi hijo un pequeño

que traía de golpe

mis recuerdos.

 

En las gradas, abrazándolo,

liberé todos los miedos de aquel niño que fui,

de ese pequeño que hoy se desvanece,

que se despide de mí desde la línea de meta

con una reverencia

hacia las gradas,

donde estamos,

sin mirarlo,

mi padre,

mi hijo

y yo.

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Fernando Trejo

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1985).

Comunicólogo. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Cuaderno invertebrado, Travelling, Solana, Base Atenas, La abuela está en la casa porque he visto su voz, En los ojos del mar, Las armas que me dejó la guerra, Tristera y Junk. Ha obtenido, entre otros, el Premio Centroamericano de Poesía Rodulfo Figueroa 2015, el Premio Nacional de Poesía Ydalio Huerta Escalante 2017 y el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2018.