¿Qué significa la performatividad y por qué parece útil para referir quehaceres tan diversos? Desafío y acto político por antonomasia, el concepto experimenta en el último par de décadas un proceso de acelerada proliferación en distintos campos —entre otros, el género, la antropología, la protesta, el teatro—. En el número de junio-julio, mediante ensayos, crónicas e imágenes, revisamos las prácticas performativas, sus condiciones de posibilidad, su enunciación, sus genealogías, y algunos de sus alcances en los quehaceres artísticos y sociales contemporáneos.
En Imagos nos asomamos a la exposición Mujeres In Da House, que convocó a las artistas Hortensia Ramírez, Andrea Ferreyra, Camila Juárez, Katia Tirado, Katiuska Saavedra, Lorena Orozco Quillono, Niña Yhared, Paola Paz Yee y Rosario Armenta a realizar, durante un día, acciones, intervenciones y muestra de archivos en la Casa del Tiempo y la Casa Rafael Galván.
En Travesías, Siobhan Guerrero Mc Manus nos introduce a la muestra visual Voces Disidentes: ficciones, corporalidades y visualidades, de la Casa de la Primera Imprenta de América; y Miguel G. Aréchiga reseña la puesta en escena Conferencia sobre (de hecho no tiene título) mancha, cha, cha y OTRAS COSAS, en el Teatro Casa de la Paz, representada por la no agrupación musical Los Furbys de Teatro Bola de carne.
En Fractales, Marina Porcelli nos cuenta en clave histórica la irrupción de las mujeres en la práctica del box profesional; Dalí Corona, mediante el análisis de dos versiones de un mismo poema de Apollinaire, argumenta la traducción incesante del verso; Audomaro Hidalgo actualiza su lectura de Fervor de Buenos Aires, a cien años de su publicación; e Itzel Romi nos ofrece “Lola”, un relato sobre la muerte y el duelo.
En los Umbrales, un poema de Víctor Manuel Gálvez y un cuento de Ernesto Juárez Rechy.
A Contraluz, obras de Michael Speier, Ernesto Lumbreras y Jorge Comensal.