Nos borraron de la Historia.
Y corríamos por una libreta a cuadros
con grafito en los pies rayando a gritos,
pero no escribíamos nada,
solo rayones abstractos como la igualdad o la justicia.
Y eso no era malo,
pero las palabras no alcanzaban,
por más que corrían no llegaban,
como en un sueño o una pesadilla.
Por más que alargábamos los brazos,
por más que lanzábamos conceptos atados por nudos los unos a los otros,
por más que nuestras salivas se juntaban para crear un río que uniera;
pero olvidábamos el puente,
o el puente se rompía en trocitos,
como alfileres,
como palillos.
Entonces nos quedamos allí tirados,
tratando de olvidar que habíamos sido borrados,
para con ese olvido también borrarnos de nosotros mismos.