Agua y fuego:
a propósito de 
El cautivante fulgor de los libros ardiendo

Ana Emilia Felker
diciembre 2025 - enero 2026

 

En estos días de lluvia y llamas, de diluvio e incendio, de arrasados e incinerados, pienso en el agua y el fuego como entes vivos que luchan entre sí en batallas míticas. Elías Canetti hablaba de ellos como símbolos de masa que nos remiten a la fusión con la totalidad. Pararse frente al océano o frente a una pira ardiendo provoca un efecto hipnótico. Su inmensidad se refleja en nuestros ojos. Su fuerza magnética reside en su tendencia a crecer sin límites, hasta que se vuelven inabarcables como lo es nuestro pensamiento y nuestra capacidad de multiplicación. La domesticación del agua y del fuego remite a una profanación fundacional de la civilización, pero también de su cíclica destrucción.

La masa puede aplastar al huir despavorida, incendiar todo a su paso, arrasar como un tsunami. Llevados al límite, despojados, orillados, cualquiera de nosotros nos convertimos en masa, en incendio, en río desbordado, una nakba, una caravana migrante. Podríamos derrocar a un gobierno como ocurrió en Nepal si nos quitan nuestra principal fuente de comunicación y dopamina: el internet.

Al leer El cautivante fulgor de los libros ardiendo de Sebastián Rivera Mir, por el contenido y el diseño del libro, en verdad sentí que traía una caja de cerillos entre las manos. Por un lado ciertos impulsos piromaniacos se apoderaron de mí, pero también las ganas de apagar las llamas. Y busqué esta cita que recordaba de Masa y poder, de Elías Canetti:

 

Todo hombre lleva en el bolsillo un pequeño vestigio de estas importantes relaciones antiguas: la caja de fósforos. Representa, todo igualado, un bosque de troncos singulares, provisto cada uno de una cabeza inflamable. Podrían encenderse varios o todos juntos y provocar así artificialmente un incendio del bosque. Uno podría sentirse tentado a ello, pero por lo común no lo lleva a cabo porque el minúsculo formato del tal objeto le priva de todo su antiguo esplendor.

 

Aparece en la historia esta doble acepción del fuego: ver algo arder, quemar las naves para iniciar una vida nueva, quemar los brasieres para derrocar al patriarcado, quemar los manuales de conducta para señoritas; por otro lado, la quema de brujas, la quema de bosques, el abandono clasista de la periferia que llevó a la explosión de una pipa donde murieron personas intentando llegar a sus casas.

En este libro editado por la UAM, Rivera Mir nos habla de casos históricos de quema de libros en México, pero estableciendo conexiones con el presente. Se pregunta, por ejemplo, cómo arderán ahora y en el futuro digital los libros, cómo echaremos a la hoguera los miles de PDFs que guardamos sin leer en nuestros dispositivos. Podríamos incendiar los servidores de los centros de datos en Querétaro que consumen millones de litros de agua al año en zonas que de por sí tienen estrés hídrico.

El autor describe la quema de libros como “preludio de otros crímenes” como es clarísimo en una de las quemas de libros más afamadas (no por ello la única). “El 10 de mayo de 1933 en Berlín, profesores, estudiantes y otros militantes nazis quemaron cerca de 20 mil libros que atentaban contra la cultura alemana ‘original’. Esto inauguró una serie de acciones: los regímenes dictatoriales no tardaron en prender hogueras con los libros perniciosos, desde la España franquista hasta el Estado Islámico pasando por las dictaduras sudamericanas, y así volar por los aires bibliotecas completas. Dictadura y represión contra el libro parecen conceptos muy difíciles de separar”.

Rivera Mir subraya la recurrencia de estas quemas en diferentes formatos e ideologías. Cita a Anna Seghers, exiliada de la barbarie nazi, quien escribió que si en México un gobierno fascista quisiera eliminar “cada aspiración por un mejor porvenir para sus habitantes y cada recuerdo de su esfuerzo por salir adelante”, en lugar de quemar libros como los nazis, tendría que mandar a rasgar los frescos de los muros de los edificios públicos.

En los diferentes episodios de El cautivante fulgor de los libros ardiendo seguimos la quema de libros fascistas por parte de, por ejemplo, la Escuela de Estudios Sociales para Obreros y Campesinos de Puebla en 1936. En su relato casi podemos escuchar el crujir lo mismo de ¿Qué es el comunismo? de José Vasconcelos o La filosofía de la cultura y el materialismo histórico de Antonio Caso y hasta el tristemente clásico Mi lucha de Hitler. También nos enteramos que la quema y saqueo de libros durante la Revolución Mexicana llevó al auge de las librerías de viejo. Dice el autor que hacia finales de 1920 había cerca de 200 librerías instaladas en la capital del país producto de estos saqueos. Otros episodios cómicos como libros incendiarios que se salvaron por tener títulos crípticos. O el caso de los bibliotecarios de la Biblioteca Nacional Chilena que escondieron el cardex con las clasificaciones para que los represores no pudieran encontrar los libros marxistas.

El esfuerzo intelectual y detectivesco de Rivera Mir implica un ida y vuelta en el tiempo, del pasado al presente y viceversa. Por ello me gustaría traer a cuenta un hecho actual para preguntarnos qué se debería hacer con respecto a los discursos de odio tan incendiarios en el régimen de Donald Trump, pero también en nuestro país y en otras latitudes. En particular, pienso en un libro que ha sido la biblia y el manual de acción de los grupos de derecha en Estados Unidos: The Turner Diaries. Yo compré con mucha vergüenza este libro en Texas porque estaba investigando el tema y me llamó la atención la advertencia en letras rojas que los editores colocaron en la portada: “este libro contiene propaganda racista”. Editaron el libro bajo la premisa de que no se puede borrar la historia, incluso la historia del odio, que lo importante es aprender de ella. Bajo la premisa de que quemar libros, sólo aviva su mensaje. Si quemarlos resulta contraproducente, tal vez habría que intentar echarles un balde de agua fría.

El cautivante fulgor de los libros ardiendo

Sebastián Rivera Mir

México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2025, 125 pp.

Ir al inicio

Compartir
 

Ana Emilia Felker

(Ciudad de México, 1986)

Doctora en Estudios Hispánicos y Escritura Creativa por la Universidad de Houston. Estudió Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona y la licenciatura en Periodismo en la UNAM. Es autora del libro de ensayos Aunque la casa se derrumbe (unam, 2017) y Pantano (Almadía, 2024).