Editorial

octubre-noviembre de 2025

 

 

Fotografía: Especial

 

Cuando la idea del fin del mundo se torna múltiple y omnipresente —y la violencia se mercantiliza—, el gobierno del miedo se impone. Más allá de las dicotomías políticas del pasado, ¿qué capacidades creativas se revelan frente a dichos estragos y catástrofes? ¿Qué responsabilidades sociales, culturales y artísticas se despliegan para enfrentar al terror institucionalizado y económico que amenaza desde todos los frentes? En el presente número de Casa del tiempo abordamos mediante el ensayo, la ficción, la poesía y la fotografía las herramientas de control social —públicas y privadas—, la represión y la vigilancia que se han sucedido a través del tiempo, así como las alternativas para contrarrestarlas.

En Imagos, damos testimonio de la exposicion Trípticos, de Hegel Pedroza, inaugurada en la Casa Rafael Galván. Asimismo, en Travesías, Ingrid Solana atisba un modo de oponerse al régimen del terror mediante la exposición Thoughts in the Roots, del artista italiano Giuseppe Penone; por su parte, Fernanda del Monte escribe a propósito de Picnic frente al abismo, proyecto de literatura expandida. Del mismo modo, Francisco Tinajero Flores recuerda la película Strange Days, de Kathryn Bigelow, a treinta años de su estreno. Y Carlos Alberto Rodríguez da cuenta del documental Bajo las banderas, el sol, de Juanjo Pereira, sobre el ascenso y caída del dictador paraguayo Alfredo Stroessner.

En Ágora, Pablo Matías Alavez reflexiona sobre el paisaje sonoro de la guerra, en el contexto del genocidio en Gaza. En Fractales, Valeria Aguilar aborda el terror con el cuento “La visita de los invisibles”; Javier Martos analiza los mecanismos de opresión en una novela de Philip K. Dick y José Navarrete Lezama inquiere en la importancia del nombrarse. A Contraluz, obras de José Salvador Ruiz, María Fernanda Ampuero y Yelitza Ruiz.  En el suplemento Tiempo en la casa, Andrea Carabajo Salazar registra procesos de identidad, fe y resistencia en la comunidad homosexual frente a la religión católica en la crónica “Los que no caben: maricas y fe”.

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