Un misterio de los bajos fondos: Cartas a Chandler. Una novela epistolar, de José Salvador Ruiz

Héctor Fernando Vizcarra
Contraluz
octubre-noviembre de 2025

 

Así como Sherlock Holmes es identificado como el detective literario clásico, de lupa y rasgos obsesivos por resolver misterios gracias al intelecto, Philip Marlowe es uno de los primeros nombres que surgen al pensar en personajes de ficción noir acechados por sus demasiados conflictos personales, con un despacho privado y licencia para portar armas de fuego. No es extraño, por tanto, que ambos protagonistas y sus respectivos creadores continúen siendo motivo de homenajes en el cine, la televisión y la literatura.

Cartas a Chandler, novela corta del escritor y académico mexicano José Salvador Ruiz (Mexicali, 1971), es un diálogo, tanto en su forma como en su contenido, entre la tradición del hardboiled norteamericano de la primera época y la novela negra mexicana clásica. Como se anuncia en el título, la estructura está parcialmente sostenida en el intercambio de correspondencia personal entre Raymond Chandler y Pantaleón Barbosa, un exsoldado mexicano enrolado en el ejército estadounidense durante la guerra de Corea (1950 – 1953).

La admiración de Barbosa por Chandler se transforma en una suerte de amistad gracias al envío de sus escritos, donde ambos opinan sobre libros, cine, relaciones amorosas y el oficio detectivesco, al cual Barbosa decide entrar luego de su vuelta al continente americano; a su vez, el Raymond Chandler ficcionalizado encuentra en ese admirador suyo un conducto para desahogarse de sus preocupaciones por la salud de su esposa Cissy Pascal y por los problemas de alcoholismo que le impiden cumplir a tiempo sus contratos de escritura (en ese momento se encuentra redactando Playback y está por publicarse The Long Goodbye). La estrategia epistolar es sumamente efectiva, pues con ello José Salvador Ruiz logra abrir un cariz poco visitado en la novela negra: el relato íntimo y confesional de dos hombres solitarios, deprimidos y vulnerables que, ya sea por el tipo de libros que escribe o por su profesión, están obligados a mostrar la rudeza y la valentía casi siempre autodestructivas que exigen los parámetros masculinos de la época. Esta trama epistolar sirve de marco para el relato de una aventura de Pantaleón Barbosa, a quien apodan el “Bogart mexicano” por su parecido físico con el actor estadounidense que actuara como Philip Marlowe en The Big Sleep (Howard Hawks, 1946).

Animado por su ahora confidente Raymond Chandler, Barbosa escribe una historia ubicada en la frontera norte de México, con él como detective privado y protagonista, muy al estilo de Touch of Evil, de Orson Welles, donde policías corruptos de Baja California y de California pelean por colaborar con las mafias transfronterizas ligadas al tráfico de drogas y alcohol, al negocio de las apuestas y a la influencia en las cúpulas políticas de ambos países. A esa narrativa episódica se intercala aquella correspondencia enviada de forma recíproca entre 1953 y 1955, de tal forma que la intriga detectivesca de Barbosa se vuelve la historia central del libro, un texto que él “obsequia” a Chandler para que, en caso de desearlo, lo tome como inspiración para alguna de sus obras futuras.

Los misterios de los bajos fondos de esa trama se concentran en la comunidad de chinos asentada en México y Estados Unidos y, como en otras novelas negras, se presume la existencia de un objeto enigmático que debe ser hallado por el detective privado Barbosa: una libreta escrita con caracteres chinos la cual recoge el secreto que, durante la pesquisa, provoca muertes, violencia y traiciones en ambos lados de la frontera. Si bien Pantaleón Barbosa se reconoce como un admirador y casi imitador del estilo de Chandler, los capítulos de su relato adquieren independencia de las cartas que suscitan su interés por comunicar sus experiencias, aprovechando la anécdota de esa investigación para crear un universo ficcional que descubre los lazos de corrupción política de mediados de los cincuenta en esa región binacional.

Así como en El complot mongol Rafael Bernal recrea el Barrio Chino de la Ciudad de México, Cartas a Chandler propone una travesía temporal y espacial por La Chinesca, el barrio equivalente en la ciudad de Mexicali, fundado a inicios del siglo XX y sitio ideal para que Barbosa, el narrador aficionado a las novelas y a las películas protagonizadas por Marlowe, emprenda su propia carrera como private eye y, de paso, como autor primerizo de género negro a instancias de su mentor Raymond Chandler. Como en muchas otras obras del género, los personajes aprovechan sus contactos con la policía y su conocimiento de las zonas menos favorecidas de la ciudad, donde obviamente tienen lugar las transacciones ilegales, la prostitución y los ajustes de cuentas. En ese sentido, la “ficción testimonial” escrita por Barbosa casi como una ofrenda para Chandler (cada capítulo lleva de epígrafe citas de sus novelas) recurre a ambientaciones clásicas para relatar las vicisitudes de gángsters y policías, si bien el trasfondo, como se comentó, es mucho más profundo en términos del desarrollo dramático de ambos protagonistas, y está relacionado con el desahogo de los conflictos de sus rutinas domésticas.

A propósito de su construcción como artefacto en forma de novela, el intercambio postal en Cartas a Chandler retoma el anhelo por llevar a cabo una comunicación, ya sea directa o tangencial, con literatos reconocidos; es decir, la correspondencia productiva de mensajes entre un fan y el autor a quien se le rinde tributo. En las literaturas policiales, la colección “Literatura o Morte”, de la editorial brasileña Companhia das Letras, es quizá uno de los ejemplos más claros de este tipo de ejercicio creativo: a petición del editor paulista, escritores como Rubem Fonseca, Leonardo Padura y Luis Fernando Verissimo desarrollaron en la primera década del siglo XXI novelas protagonizadas por Molière, Hemingway y Borges, a veces como detectives incidentales y otras como víctimas o testigos, siempre dentro de un régimen lúdico y reverencial, impregnando la colección con ese atractivo componente que, finalmente, sirvió para cumplir un deseo bastante usual entre bibliófilos: escribir historias sobre un escritor admirado con el fin de recrearlo y homenajearlo.  

En la colección “Literatura o Morte” no se incluyeron autores mexicanos. Sin embargo, Ruiz continúa con la inercia metaficcional de la propuesta brasileña que entreteje la ficcionalización de autores consagrados con el registro de la narrativa policial, y la expande hacia las esferas íntimas y fraternales por medio de cartas que dos hombres maduros, sin conocerse en persona, se envían a mediados del siglo XX para contarse sus asuntos privados poco esperanzadores, salvo por su pasión por el cine y la literatura.

Raymond Chandler hizo entrar a la novela negra dentro de los estándares de la literatura canonizada; junto con su detective privado, hizo que la figura del detective borracho y cínico se transformara en modelo para el drama criminal hollywoodense, que unos años después sería nominado en Francia “cine negro”. En el libro La vida de Raymond Chandler (1976) de Frank MacShane, se refiere que el autor norteamericano era proclive al envío compulsivo de cartas redactadas a mano, mecanografiadas o dictadas a su secretaria (“No sé por qué escribo tantas cartas […]. Es cierto que en las cartas a veces pareciera que soy más perspicaz que en cualquier otra forma de escritura”, escribe Chandler a su editor, Hamish Hamilton, cita que Ruiz recupera como epígrafe de su novela); en consecuencia, Cartas a Chandler hace converger la afición por ese tipo de escritura que, en apariencia, es momentánea y perecedera, ya que no está destinada a su publicación, y sin embargo es capaz de revelar las esferas más vulnerables de su remitente, sin importar que éste sea un autor célebre o un aprendiz de detective en los años cincuenta.  

Además de su labor académica como profesor de literatura hispanoamericana en el Imperial Valley College, la incursión de José Salvador Ruiz en el género policial abarca la novela: Nepantla P.I., Hotel Chinesca, 25 dólares por hora; el cuento: Crímenes sueltos, Aqueberro. Seis casos y un consejo, Crónicas del Distrito Rojo; los volúmenes antológicos: Nada podría salir mal, Máscara vs revólver, Baja noir. Confesiones escritas, y el ensayo centrado en la narrativa negra del norte de México: Pájaros de cuentos. El cuento criminal bajacaliforniano y sus autores intelectuales y Perdigones: apuntes sobre la novela criminal norfronteriza, entre otros. 

Cartas a Chandler. Una novela epistolar

José Salvador Ruiz

México, Pinos Alados, 2025, 124 pp.

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Héctor Fernando Vizcarra

Investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la unam. Autor de varios libros de crítica y teoría literaria con enfoque en las ficciones policiales. Autor de dos novelas y de varios libros para niños. Becario Fonca Jóvenes Creadores 2016.