Es fácil jugar al ahorcado
con las palabras de uno mismo.
Morir por nuestras palabras,
darle vueltas a los verbos
que no sabemos conjugar
es:
(...) el inicio de una trágica historia
(...) abrigar el cuerpo antes de sepultarlo
(...) la decisión más importante
(...) el silencio que ocupa el vacío
(...) encontrar sentido
a una acción sin sentido.
No hay pistas.
Ven y llena estas líneas
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o quizá prefieras
simplemente
no hacerlo
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