Manifiesto Mater Fragmenta

Jessica Leslie Flores Hernández
dossier
agosto-septiembre de 2025

 

 

Tortillera (Still 3). 2024 / Ximena Velázquez / Videoperformance.

 

Hay imágenes que no quieren completarse. No buscan seducir ni ilustrar. Esas son imágenes que me interesan. Las que no entran en el canon porque llegaron tarde, porque no prometen coherencia, porque no se parecen a nada. Mater Fragmenta nace de la necesidad de hacer arte con lo que queda. Es decir: no con la gran idea, sino con el error; no desde la totalidad, sino desde lo roto.


I. Fragmentar no es romper, es abrir

Vivimos en una época donde las fronteras físicas, culturales e institucionales se endurecen y el campo artístico no es la excepción. Existen líneas claras entre lo que se reconoce como arte y lo que no. Entre lo que entra en las salas blancas y lo que queda colgado en la cocina. En este sentido, trabajar desde los fragmentos forma parte de una elección estética y de un posicionamiento político. Cada pedazo de tela, superficie corroída y elemento rescatado de la calle que compone Mater Fragmenta cuestiona la idea de obra como objeto cerrado. Lo que vale no es el resultado, sino el proceso: esa zona de tránsito donde la imagen aún no se define.


II. Materia herida, imagen encendida

Los materiales que utilizo no son neutros: son papeles manchados, metales oxidados. Cargan historias. Hablan de ausencias, de tareas invisibles, de cuerpxs que trabajaron sin gloria. No están ahí por azar: son fragmentos de una historia colectiva, apenas reconocible, pero latente. Cuando se integran en la obra, no se camuflan. Se muestran en su desgaste, en su precariedad, en su cicatriz. Por eso se vuelven potentes. Porque nos obligan a mirar de frente lo que normalmente se oculta: el error, la pérdida, lo que no encaja.


III. Ni pintura, ni instalación, ni performance: todo se hace junto

Mater Fragmenta no pertenece a una disciplina. A veces es una pieza en un muro, otras una acción efímera, otras un espacio participativo. Se arma y desarma, se construye según el contexto. Dicha condición nómada, híbrida y fragmentaria es parte de su razón de ser. Algunos lo llaman arte relacional, otros instalación in situ, otros simplemente lo llaman “raro”. Yo prefiero pensar que es una forma de escucha del material, del espacio, de la memoria. No se trata de imponer una imagen, sino de abrir una posibilidad.


IV. ¿Y si la ruina fuera un comienzo?

En una sociedad que se obsesiona con la perfección, trabajar desde la ruina es subversivo: esto no significa que yo idealice la decadencia, sino que propongo otra lógica. La ruina no es el final, es un espacio fértil. Un lugar donde las formas se aflojan y la imaginación entra. Por eso cada fragmento es una grieta. Y por las grietas entra la luz.


V. Un arte sin promesa de permanencia

Mater Fragmenta no busca permanecer. Algunas piezas desaparecen, se descomponen, se mezclan con otras. No hay intención de conservar, pero sí hay intención de activar. El objetivo no es construir una obra inmortal. Lo que busco es más bien un momento de encuentro que provoque: una pequeña revolución visual donde los bordes importen más que el centro.


VI. Arder sin espectáculo

En tiempos donde la imagen es consumo y saturación, arder la imagen no es llenarla de fuego de manera literal. Es exigirle otra cosa: que no sea adorno ni fondo de pantalla, que incomode, que sea propositiva, disruptiva, que se fragmente, que se desborde. Eso intenta Mater Fragmenta. No todo arte necesita ser brillante para arder. A veces basta un resquicio, una costura abierta, un fragmento que no se deja cerrar.

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Jessica Leslie Flores Hernández

Licenciada en Comunicación Social por la Unidad Xochimilco de la uam y estudiante de la maestría en Artes Visuales en el Posgrado en Artes y Diseño de la unamMater Fragmenta fue una exposición inaugurada en mayo y realizada gracias al apoyo de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (secihtu).