Como una manera de hacer frente a las narrativas hegemónicas, los antimonumentos —las intervenciones efímeras o las obras permanentes que cuestionan el poder— visibilizan violencias y transforman el espacio público en un campo de reivindicación simbólico. El número de junio-julio de Casa del tiempo, mediante la crónica, el ensayo, la narrativa, la poesía y la gráfica, discute el concepto de antimonumento como dispositivo para desestabilizar el discurso oficial, y algunos crímenes a los que responde: el genocidio, la desaparición forzada, la violencia de género, la corrupción, las prácticas coloniales y los estados fallidos.
En la sección Travesías, Mariana Martínez Bonilla revisa en clave de antimonumento la cinta Marcha sobre Roma, del realizador norirlandés Mark Cousins; Jhonatan Reyes cartografía las expresiones gráficas reivindicativas de las colonias San Rafael y Santa María la Ribera en la Ciudad de México; y Erick Hernández Morales conmemora los veinticinco años de la publicación del disco Los grandes éxitos en español, de la banda de hip pop Cypress Hill.
Louise Noelle Gras, en Imagos, nos introduce a la muestra La Máquina Estética, de Manuel Felguérez —montada recientemente en la Galería Manuel Felguérez de la Rectoría General de la uam—, donde el artista zacatecano buscó relacionar arte con tecnología mediante una serie de premisas trabajadas en una computadora.
En Ágora, Rafael E. Quezada revisa críticamente la figura política y literaria del escritor y Premio Nobel Mario Vargas Llosa a propósito de su reciente fallecimiento.
Fractales contiene dos narraciones que combinan la crónica y el cuento, “Un dolor agudo”, de Federico Vite; y “El mismo lado del mundo”, de Amelia Aguirre.
A Contraluz, obras de Elaine Vilar Madruga, Valeria List, Michelle Recinos, Margaret Atwood y Stacy Schiff.