Señor del maíz
es esta la vestidura
con la que el ojo del cielo me observa
pero cuando el reino del ensueño se desliza por ella
se difuminan los límites que contienen mi espíritu en materia
¡y me siento el mito de los dos sexos!
Mi patrona es el maíz lúbrico
con el sexo ebrio de leche de maguey
con los dos pechos redondeados de tanto ser chupados, como el hombre partido que devora con la boca de la pelvis, como la mujer que acaricia la flor y la abre y la fecunda.
la prehistoria de mi especie
es la de los dos sexos siameses,
que se parten y luego se buscan y se encuentran y se parten y se repegan y mueren tal vez solos, pero inician siempre juntos
y es mi pelvis la que me enseña de erotismo
a penetrar siendo penetrado,
a imaginar que mi piel es el mapa que guía hacia mi interior,
a ensoñar mi cuerpo como una dualidad
y sentir cómo preña, se preña y cobija con su vientre la luz
que luego nace por mi sexo opuesto.
y la madre y el padre y el hijo se presentan en mi psique y se estimulan por el tacto y se viven en la noche del niño que juega a excitarse con sus pensamientos
y ahora entiendo
que el doble espíritu es mi hábito al cual ornamento con los gestos, que ilustran mi marcha diaria; como si dibujara en el espacio
un aura que se prolonga en el tiempo,
con esquirlas del canto elástico del zenzontle y el abanico de plumas del ave que corteja,
que se abre de dos en dos hasta llegar a cuatrocientas
y por eso no es una, ni dos mis voces
¡por eso canto como el zenzontle!
desde mi centro viajo en la espiral que asciende
con movimientos que me adornan con guirnaldas de flores, plumas y olores.
entonces,
verde rojo emplumado azul celeste
con la memoria
de los huesos que cantan desde el polvo,
de un árbol majestuoso que apenas es semilla
y no deja de expandirse ni en la muerte.
esta es la vestidura
con la que me mira el ojo del cielo
pero cuando el reino del ensueño se desliza por ella
se entremezclan los límites que contienen mi espíritu en materia
Transmutación
en vela, en cacao
el sol ya no está
dejó a su paso una noche de cuerpos convulsos
mi cadera
se proyecta
despliega sus alas mariposa de osamenta
y se contrae y se dilata en la torrente entrópica
anúnciate en la casa de mis antepasados
la llave que yergues abre las puertas de la manifestación
en mi próstata un desvarío sígnico debate mitológico
este es Poder ancestral
Puedo transmutar tu angustia
acoger tu cólera
Puedo amortiguar el látigo con que fuiste enderezado
resignificar tus duelos
nuestros cuerpos enserpentados
tu caricia que nos descarna
se fusiona nuestra sed
nos tornamos líquido
húndete en esta mátrica fúndete
diluyámonos en el piélago
disolvámonos