100 Gecs en el festival Rock am Ring 2022, en Nuremberg, Alemania. Fotografía: Andreas Lawen, Fotandi. Wikimedia Commons
En un mundo que se aferra cada vez más a la nostalgia y a la repetición, 100 gecs se presenta como una banda que busca reinventarse constantemente en medio de la incertidumbre del siglo XXI. Los temas de 100 gecs son como un viaje a través de una galaxia de emociones encontradas. La nave está avanzando hacia el futuro, pero al mismo tiempo el pasajero mira con distancia emocional hacia momentos pasados, reconociéndolos, pero dejándolos ir.
En Retromania: La adicción al pasado y sus consecuencias para el futuro de la cultura,[1] Simon Reynolds describe cómo la cultura popular se ha obsesionado cada vez más con su propio pasado y ha dejado de buscar nuevas formas de expresión. Mark Fisher, en su obra Realismo capitalista,[2] sostiene que la cultura del capitalismo neoliberal ha generado una cultura de la imitación y la repetición. En este contexto, 100 gecs alza la patita como un referente de la diferencia y la originalidad, una declaración de guerra contra la homogeneización cultural que ha dominado el siglo XXI.
Su obra es un mix de sonidos modernos y de antaño que reta cualquier categorización y crea un retrofuturismo musical. 100 gecs es una prueba de que aún existen voces disidentes en la música pop que se atreven a desafiar los límites y a romper con las convenciones establecidas. Y lo hacen sin tomarse en serio a sí mismos, no es necesario, la irreverencia es un medio para combatir la tradición. “No todo tiene que ser serio, sólo tienes que divertirte”, cantan en su tema “money machine”.
100 Gecs en el festival Rock am Ring 2022, en Nuremberg, Alemania. Fotografía: Andreas Lawen, Fotandi. Wikimedia Commons
La historia de 100gecs se inicia en 2012, cuando Laura Les y Dylan Brady se conocieron mediante Internet. Ambos eran músicos experimentales y comenzaron a colaborar en varios proyectos. En 2016 fusionaron varios géneros, como el pop, el punk, el rap, el metal y la electrónica, para crear lo que ahora se conoce como “hyperpop”.
Después de lanzar varias canciones en línea, el dúo comenzó a llamar la atención en la escena musical independiente. Fue en 2019 cuando lanzaron su primer álbum, 1000 gecs, que fue muy bien recibido por la crítica.
Desde entonces, Laura y Dylan han seguido colaborando con otros artistas hyperpop, lanzando nuevas canciones y creando una base de seguidores cada vez más grande y leal.
La teoría del aceleracionismo de Reza Negarestani[3] aboga por la creación de nuevas formas de pensamiento y producción cultural que aceleren la decadencia del mundo actual para forzar al capitalismo a cometer autofagia. La música de 100 gecs es un ejemplo de esta filosofía, una invitación a abandonar la zona de confort de la repetición y la imitación, de adentrarse en un mundo de posibilidades.
Como un tornado, 100 gecs arrasa con las convenciones establecidas en el pop, creando nuevas posibilidades que se extienden más allá de lo que nuestros estómagos podrían digerir. Su música es la instrumentalización de la producción cultural con la finalidad de acelerar la llegada de un futuro postcapitalista, donde la creatividad y la originalidad sean valoradas por encima de la repetición y la imitación. La fetichización de la nostalgia es cringe, necrocapitalismo en su estado más cínico, una cárcel ideológica.
100 Gecs en el festival Rock am Ring 2022, en Nuremberg, Alemania. Fotografía: Stefan Brending, Fotandi. Wikimedia Commons
La música de 100 gecs es como un graffiti que se superpone y se mezcla con otros graffitis, una sobreexplotación de influencias y estilos recontextualizados para crear algo fresco y vibrante.
La teoría de la intertextualidad es esencial en la música de 100 gecs. En su canción “money machine” utilizan fragmentos de “Pony”, de Ginuwine, y “Ringtone”, de 8Ball & MJG, para crear una pieza completamente nueva que subvierte los límites del pop-punk.
El noise rock es una influencia clara. En “stupid horse”, la guitarra distorsionada y la batería atronadora son como dos luchadores en un ring, peleando por la supremacía en el sonido de la canción.
La electrónica experimental es una de las bases de la música de 100 gecs, y en su canción “hand crushed by a mallet” los sintetizadores y elementos electrónicos crean un sonido vanguardista que se mezcla con la guitarra eléctrica para crear paisajes sonoros sorprendentes.
La influencia del hip-hop se hace evidente en su canción “ringtone”, en la que los samples de Lil Jon y Soulja Boy crean una fusión de elementos del hip-hop con el pop-punk y la electrónica.
En la canción “xXXi_wud_nvrstøp_ÜXXx”, la influencia del nü metal es palpable en la agresividad de la guitarra eléctrica y la energía de su sonido. La banda captura la angustia existencial y la desconexión del individuo en la era digital, explorando el terreno de la psique moderna mediante temas como la tecnología, la conectividad y el aislamiento.
En 2020, 100 gecs lanzó un cover de “One Step Closer”, de la legendaria banda de nu-metal Linkin Park. La reinvención total de la canción original lleva el sonido de Linkin Park a un territorio fresco y totalmente nuevo. La introducción de sintetizador crea un ambiente futurista y digital que rápidamente se adentra en un frenético ritmo de batería y guitarras distorsionadas que se combinan con elementos electrónicos y sonidos estridentes. La voz de Laura Les se adapta perfectamente a la canción, mezcla su estilo vocal característico con guturales desgarradoras y otros rasgos propios del nü metal.
La crítica musical Hannah Ewens, en su artículo “The Sound of Future Pop Has Arrived”[4], elogia a 100 gecs como un faro de luz en el renacer del hyperpop. La música de 100 gecs ha inspirado a otros artistas como SOPHIE, Charli XCX y Dorian Electra, quienes han seguido su ejemplo en la creación de música que pretende ser el soundtrack del movimiento aceleracionista.
Alex Robert Ross, en su artículo “100 gecs Are the Pioneers of Post-Genre Pop”,[5] sostiene que la música de 100 gecs lidera la creciente tendencia hacia la música “post-género”, que rechaza las categorías tradicionales de “género musical”. La banda es una especie de “comida chatarra musical” tan irresistible como adictiva.
100 Gecs en el festival Rock am Ring 2022, en Nuremberg, Alemania. Fotografía: Andreas Lawen, Fotandi. Wikimedia Commons
El arte y la música son dos formas de expresión profundamente humanas que, en muchas ocasiones, reflejan nuestra comprensión del mundo. Sin embargo, también pueden ser vistas como una rebeldía contra lo ya establecido, lo que a su vez puede generar desconfianza en aquellos que se conforman con lo seguro y conocido.
En su obra El reparto de lo sensible,[6] Jacques Rancière sugiere que la historia del arte y la música está llena de tensión entre aquellos que buscan mantener el status quo y aquellos que se esfuerzan por subvertirlo. En esta lucha, la creatividad y la innovación se convierten en dispositivos que resisten las normas establecidas y exploran nuevas formas de entender el mundo, dejando atrás lo reaccionario, mocho y conservador.
Es como si estuviéramos en una carrera de obstáculos donde algunos corredores prefieren seguir la misma ruta que siempre se ha seguido, mientras que otros buscan nuevos caminos y retos para llegar a la meta. Los que siguen el camino conocido pueden sentirse seguros, pero los que exploran nuevos caminos descubren atajos y formas más emocionantes de llegar a su destino. Los artistas que buscan innovar y crear obras originales pueden inspirar a otros a explorar esos nuevos caminos y, de esta manera, contribuir al enriquecimiento y a la diversidad del panorama cultural.
100 gecs, en su propio trip, está mezclando sabores de frituras que nunca pensaste que podrían funcionar juntos. Como si tomaran un paquete de Crema y Especias y lo mezclaran con Flamin’ Hot y Palomitas de Caramelo, y de repente, contra todo pronóstico, ¡tienes un sabor completamente nuevo y emocionante!
[1] Simon Reynolds, Retromanía: La adicción al pasado y sus consecuencias para el futuro de la cultura, Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2012.
[2] Mark Fisher, Realismo capitalista, Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2009.
[3] Reza Negarestani, Cyclonopedia: Complicity with Anonymous Materials, Melbourne, Re.press, 2008.
[4] Hannah Ewens, “The Sound of Future Pop Has Arrived”. En Rolling Stone, 22 de junio de 2020.
[5] Alex Robert Ross, “100 gecs Are the Pioneers of Post-Genre Pop”, en Vice, 14 de octubre de 2019.
[6] Jacques Rancière, El reparto de lo sensible: Estética y política, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2005.