Este vacío que hierve, de Jorge Comensal: sublevación y reinvención

Moisés Elías Fuentes
junio - julio 2023

 

Agobiada por una discusión más con su abuela alcohólica, la joven física Karina Miranda se plantea un paralelismo entre la condición de la anciana y Dios: “Tal vez él también padece demencia senil o ha bebido demasiado.” En tal enunciado, Karina sintetiza la orfandad inherente de los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de una divinidad que no conocemos y que no tiene tiempo de conocernos.

Novela monotemática, Este vacío que hierve, sin embargo, no es una novela monótona, toda vez que, a partir del tema central de la soledad, Jorge Comensal (México, 1987) despliega diversos recursos discursivos y múltiples manifestaciones de la soledad. Así, en Este vacío que hierve atestiguamos la confluencia de la novela policiaca, la crónica histórica, la denuncia ecológica, la sátira política y la ciencia ficción, con la soledad individual, la existencial, la colectiva, la social, la erótica; recursos narrativos expresiones de la soledad que Comensal enlaza mediante los vericuetos sentimentales y sociales de la física Karina y de Silverio, velador del panteón de Dolores.

Guiño de inteligencia, para relatar los hechos acaecidos en los microcosmos de Karina y Silverio, Comensal recurre a un narrador omnisciente, pero desacralizado, que no juzga las vidas de los personajes, sino que se vuelve cómplice y empatiza con sus actos, pensamientos, su aparente obediencia al mundo exterior y las rebeldías de sus mundos interiores:

 

Desde que leyó en Wikipedia que Ignacio Ramírez, el Nigromante, cuya tumba en la rotonda se encontraba entre las de Juan N. Méndez y Jesús González Ortega, había sido el primer ateo de México, Silverio empezó a buscar ateos en internet y encontró varios. Decían que la Biblia estaba repleta de incoherencias y que la evolución no precisaba un diseñador inteligente para animar a todas las criaturas.

 

A través de este narrador atisbamos las diferencias intelectuales y sentimentales de Karina y Silverio, oposiciones que son a la vez los puntos de encuentro con sus otredades recluidas en la estrechez de un diagnóstico o demonizada y exorcizada en un culto de fanáticos religiosos. Humorista a un tiempo elegante y mordaz, con el relato del exorcismo de Silverio, Comensal alcanza algunas de las mejores páginas de Este vacío que hierve:

 

—¿Huelen eso hermanas? —preguntó el exorcista en un arrebato—. Es el olor a azufre del infierno; ya están saliendo las almas perdidas que se aferran al cuerpo de nuestro hermano. Huélanlas huyendo, ¡aleluya!

—¡Fuera! ¡Fuera!

“¡Aleluya, Jesús, venga tu reino!”, gritaba la congregación mientras él se carcajeaba por la descabellada interpretación de su pedo. ¿Cuál infierno, güey?, son los frijoles. La risa demencial confirmó la certeza colectiva de que el hijo de la hermana Luz estaba poseído por Satanás.

 

Comensal ubica la acción de Este vacío que hierve en 2030, futuro demasiado cercano, en el que ocurren nuevos hechos, pero en el que nuestro hoy se halla vigente. Tiempo histórico que avanza presuroso y sorpresivo, como el incendio que consume el bosque de Chapultepec y el Panteón de Dolores, pero que también pareciera inmóvil, como los recuerdos a los que se aferra Karina para no perder su historia:

 

Su mayor temor era olvidarla, llegar a ser adulta sin ningún contacto emocional con ella. Ha vuelto a escuchar los discos últimamente. El sentido de muchas canciones ha cambiado. Sobre todo el de ese himno que cantaba su mamá con una rabia demasiado fogosa para una mujer casada: “Ciega sordomuda”.

 

En este mundo en que la música de la cantante colombiana Shakira se embrolla con la ciencia y el culto a la Santa Muerte colinda con la cripta de los Limantour, en que Karina y Silverio andan y desandan sus vidas y sus soledades se diluyen en la gran soledad colectiva de las mujeres y hombres del común, sólo tenemos el humor para defendernos, para no perder nuestra singularidad:

 

—Ojalá —dijo Karina—, pero estoy en el doctorado en física. No en medicina.

—Ah, ya —dijo Silverio desde el fondo de la fosa de la vergüenza—. Yo pensé que era, como me dijeron que estudiaba en la unam.

Karina sonrió por compromiso. Él se sintió humillado. ¿Cómo no se le había ocurrido que podía haber doctoras en muchas cosas? En la rotonda había muchas osamentas con doctorado.

 

Habilidoso en el entramado de historias, en Este vacío que hierve, Jorge Comensal ofrece, con las microhistorias de Karina y Silverio, una lectura perspicaz de las contradicciones sociales y morales del México contemporáneo. Un retrato de conjunto armado con una prosa llena de plasticidad y del humor subversivo y vital a través del que los personajes se reconcilian con su soledad y se sublevan contra la realidad exterior que los estrecha y los asfixia. Sublevación que es reinvención.

Este vacío que hierve

Jorge Comensal

México, Alfaguara, 2023, 312 pp.

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Moisés Elías Fuentes

Poeta y ensayista, ha publicado el libro de poesía De tantas vidas posibles (2007). En colaboración con Guillermo Fernández Ampié, tradujo del inglés al español Ciudad tropical y otros poemas (2009), primer libro de Salomón de la Selva.